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Columna
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Póquer de divisas al rojo vivo

Lo hicimos una vez y perdió. ¿Quiere volver hacerlo? El jugador de mirada dura es el una vez conservador Banco Nacional Suizo (SNB). El banco central quiere asustar a los refugiados del euro sugiriendo que podría cambiar su objetivo de tasa de cambio. Probablemente no lo hará porque podría interpretarse como una provocación de guerra de divisas y le daría un objetivo difícil de defender. Pero la existencia de la amenaza serviría para impedir mayores incrementos en la divisa.

La medida de choque para debilitar la moneda de 1,10 francos por euro a 1,20 llegó el pasado 6 de septiembre y provocó una caída inmediata de la divisa. El SNB advirtió que iba a comprar cantidades "ilimitadas" de divisas para mantener esa tasa. Se enfrenta a una presión deflacionista más que inflacionista y es libre de imprimir los francos que necesite para comprar euros. Para cualquier poseedor de la moneda, el 6 de septiembre supuso una herida profunda.

Desde entonces, el franco suizo se ha comercializado a cerca del techo del SNB de 1,20 francos por euro. Y es probable que haya comprado un montón de euros que pueden no suponer un gran valor para el futuro. Porque, incluso a ese nivel, el franco ofrece seguridad -y es atractivo para los preocupados inversores de la zona euro-. Y algunos hedge funds podrían haberse visto tentados de probar el alcance de la resolución del SNB. La manera de frenar estos flujos fue crear nuevas incertidumbres -sobre una segunda devaluación-. Ernst Baltensperger, un asesor del banco central, con solo insinuar que el SNB podría apretar el gatillo de nuevo el 21 de septiembre, provocó una rápida caída, aunque breve, a los 1,25 francos por euro.

El franco se recobró cuando el banco no actuó. Ahora se negocia a 1,22 francos por euro, a medio camino entre el techo de los 1,20 y la dudosa alternativa. ¿Coincidencia? El póquer es un juego de nervios. Hasta el momento, es el SNB quien tiene la sartén por el mango.

Por Ian Campbell

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