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Revisión a la baja

El Gobierno italiano recorta el crecimiento previsto y admite que la deuda llegará al 120%

El impacto que la crisis económica y el fuerte endeudamiento han tenido sobre Italia obligó ayer al Ejecutivo a revisar a la baja la previsión de crecimiento para este año y el que viene. El gobierno dirigido por Berlusconi se ha visto forzado ante las diferencias mostradas entre sus estimaciones de crecimiento y las presentadas esta semana por la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional.

Presionado por esos informes, el Ejecutivo presentó ayer en el Consejo de Ministros la actualización del cuadro en el que recoge las principales variables macroeconómicas, en el que recorta en más de medio punto el crecimiento del PIB para este año y el que viene.

Del 1,1% previsto para este ejercicio se pasa al 0,7%, mientras que el 1,3% estimado para 2012 queda reducido al 0,6%. Un crecimiento muy débil que se prolongará en los dos siguientes ejercicios, en los que la economía italiana apenas avanzará un 0,9% y un 1,2%, respectivamente. De este modo, el gobierno italiano prevé al menos cuatro años de fuerte estancamiento "por el negativo comportamiento de la economía italiana, similar al del contexto internacional". Esa debilidad reducirá sensiblemente la capacidad para generar ingresos lo que, a juicio del Ejecutivo, provocará un incremento del endeudamiento y de la presión fiscal (porcentaje de los ingresos por impuestos en relación al PIB).

En el documento hecho público ayer, el Ejecutivo prevé que la deuda pública superará el 120,6% del PIB, reduciéndose posteriormente al 119,5% en 2012, al 116,4% en 2013 y al 112,6% en 2014. Asimismo contempla un incremento de la presión fiscal con respecto al PIB (en el último plan de ajuste se incluía una subida de un punto del IVA y un impuesto adicional del 5% a las rentas más altas) que pasará desde el 42,7% en 2011 hasta un 43,8% en 2012 y un 43,9% en 2013. Ese porcentaje tan solo descenderá en 2014, en el que bajará levemente hasta el 43,7% del PIB. De este modo, la presión fiscal en Italia estará por encima de la media europea (un 39% del PIB) y será diez puntos superior a la española (un 33% en 2010).

La debilidad del crecimiento también tendrá un impacto en el empleo, con una tasa de paro más elevada de lo previsto. Esta se situará en el 8,2% de la población activa, nivel del que no bajará al menos hasta 2014.

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