El Ibex logra subir un 1,70% pese al castigo de S&P a la deuda italiana
La rebaja de la calificación de Standard & Poor's a Italia fue mal digerida por los mercados. Sin embargo, los rumores de que el BCE estaba comprando deuda italiana, la confianza de Fitch en que Grecia seguirá en el euro y la esperanza de que la Fed apruebe un nuevo plan de estímulos salvaron la sesión. El Ibex subió un 1,70% pese al castigo a la banca.
Una de cal y otra de arena. Así se las han gastado esta semana las agencias de calificación de riesgo. El lunes fue Standard & Poor's quien, al cierre de los mercados, rebajó la calificación de la deuda italiana, de A+ a A, al considerar "debilitadas" sus posibilidades de crecimiento. Un dictamen que fue ratificado ayer por el Fondo Monetario Internacional, que cargó las tintas de nuevo en torno a la idea de una segunda recesión global, al rebajar las perspectivas de crecimiento para el próximo año. Del otro lado, sin embargo, apareció Fitch para descartar que haya un peligro real de que Grecia termine saliendo del euro. En vista de las subidas con que culminó la sesión en las Bolsas, el fantasma heleno asusta más -y transmite más calma cuando se aleja- que el temor a una segunda recesión mundial.
El Ibex subió un 1,70% que le permitió cerrar en los 8.362,20 puntos. Lo hizo a pesar de las tensiones que vivió la banca, sumergida casi toda la jornada en cifras negativas. El avance del día, sin embargo, permitió a los grandes escalar posiciones, con Santander subiendo un 2,13% al cierre, y BBVA, un 2,09%. En este área de negocio, solo Bankinter y CaixaBank cerraron en números rojos, con caídas del 0,23% y del 0,63% respectivamente. La tendencia se repitió a lo largo del continente, siendo el sector bancario el único que permanecía en negativo a media sesión. Al cierre de los parqués, sin embargo, las entidades financieras subían de media un 0,79%, con la banca griega y la francesa entre las que se quedaron del lado negativo. La helena Alpha Bank cayó un 4,85% y la gala Crédit Agricole, un 2,60%.
A las tensiones que sufre el sector financiero por el caos soberano -al ser las entidades el principal acreedor privado de la deuda soberana periférica- se les sumó ayer un nuevo factor de tensión del lado de la liquidez. Bank of China, una de las mayores entidades del gigante asiático decidió cerrar el grifo de dinero para las firmas europeas, principalmente para las francesas, según informó Reuters. Aunque el Banco Central Europeo y la Reserva Federal han puesto en marcha un mecanismo de reparto de dólares, y considerando que la aportación china es de escasa importancia, la decisión endurece las condiciones de un mercado que ya ha recibido fuertes varapalos. Y que sufrirá nuevos castigos, según alertaba ayer Fitch, que vaticina nuevas rebajas de rating para las entidades como consecuencia de las turbulencias soberanas.
En el resto de plazas dominó la misma tónica, con subidas del 1,50% para París, del 1,98% para Londres, del 2,88%, para Fráncfort y del 1,91% para Milán.
El buen ambiente estuvo propiciado también por los mensajes de calma que llegaban desde la propia Atenas, donde el responsable de Finanzas del país, Evangelos Venizelos, venía augurando un feliz resultado de sus negociaciones con la troika -UE, FMI y BCE- a la hora de desbloquear el último tramo del primer rescate. Se trata de 8.000 millones de euros que el país necesita para pagar los salarios y las pensiones de este otoño.
La prima de Italia, en máximos
Pese al bueno tono, el hecho de que no haya aún una solución definitiva para el caos heleno, sumado al riesgo que sigue suponiendo el descrédito de su deuda para el resto de economías europeas, sí afectó al perfil de riesgo de los estados periféricos de Europa. El más castigado fue Italia, como consecuencia del embate de S&P. Su prima de riesgo marcó récord al subir a 399 puntos, si bien terminó la sesión en 392 puntos, entre fuertes rumores de compras de deuda romana por parte del BCE. En el caso de la deuda española, el termómetro de insolvencia subió a 358 puntos por encima del nivel alemán, lejos eso sí, de los 400 que llegó a superar en verano.
Más allá de la esperanza puesta en que Bruselas consiga calmar estas aguas, el optimismo de los inversores responde a las expectativas que hay puestas en que la Fed termine aprobando estos días un nuevo paquete de estímulos económicos. Una medida que ya ha tomado en dos ocasiones anteriores (los llamados quantitative easing) y que se han traducido en fuertes subidas por todo el mundo cotizado. Wall Street, que despertó temeroso, quiso poner sus esperanzas en Ben Bernanke, pero culminó la jornada con una leve caída del 0,17% para el S&P; un exiguo alza del 0,07%, para el Dow Jones, y un recorte del 0,86%, para el Nasdaq.
España vuelve a pagar más por endeudarse
Pese al buen aguante con el que el parqué español soportó la rebaja de la nota de la deuda italiana por parte de S&P, el efecto contagio sí se dejó notar en el Tesoro Público. La institución, que llevaba cuatro subastas consecutivas reduciendo el coste que le supone al Estado endeudarse, se vio obligada ayer a pagar más por emitir títulos. La demanda eso sí, fue un éxito. En concreto, España colocó ayer 4.457 millones de euros en deuda soberana -la previsión era subastar entre 3.500 y 4.500 millones- bajo el triple de peticiones. Del montante, 3.587,04 millones se comercializaron en forma de letras a 12 meses. El tipo de interés asociado a ellas fue del 3,591%, frente al 3,335% de la subasta anterior. El resto del montante, 870,01 millones, fue impreso en letras a 18 meses, por las que el Estado paga esta vez una rentabilidad del 3,807%, cuando en la cita anterior, el tipo de interés fue del 3,592%. El cambio de tendencia frente a las cuatro últimas subastas responde a que mientras estas se produjeron justo después de que el Banco Central Europeo acometiera una fuerte campaña de compra de deuda, la de ayer se produjo en medio de un nuevo episodio de turbulencias soberanas.El examen de España ante los mercados coincidió en la jornada con una subasta de deuda griega. Atenas informó de que su cita concluyó con éxito, al colocar 1.625 millones de euros en letras a tres meses, lo que supone 375 millones más de lo previsto en origen. El tipo de interés que pagó Grecia por endeudarse fue, no obstante, ligeramente superior al pagado en la última subasta de este tramo de deuda. Las letras salieron a un tipo de interés del 4,56%, frente al 4,50% que pagó el país a mediados de agosto. La demanda fue tres veces superior al saldo colocado.