El bono griego frena su deterioro
La hipótesis de la quiebra helena era cada vez más real. Francia y Alemania decidieron ayer reforzar su apoyo público a Grecia y han logrado, al menos, frenar la escalada tanto su deuda como de los seguros que cubren su impago (CDS).
Los representantes de la troika (FMI, CE y BCE) aterrizaron ayer de nuevo en Atenas tras la concesión al Gobierno de una semana para que acelerara sus planes de austeridad. El ministro de Economía, Evangelos Venizelos, había reconocido que no llegará a los objetivos de déficit marcados para este año. El fantasma de la quiebra engordaba cada día más y los informes de los analistas evaluando los costes de la catástrofe, incluido el abandono del euro por parte de Grecia, se sucedían. La rentabilidad exigida a los bonos griegos se disparó en dos semanas más de siete puntos porcentuales hasta marcar ayer el máximo de 25,6%. La desmesura se constata al comparar la cifra con la rentabilidad del bund alemán: 1,7%. La canciller germana Angela Merkel y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, llamaron ayer a filas a su homologo griego. "El futuro de Grecia está en el euro", aseveraron. Pero el plan de ajuste se ha de cumplir a rajatabla.
El enésimo mensaje inclusivo del eje franco-alemán cortó la hemorragia. La deuda griega cede hoy levemente y baja del 15%. Los CDS (seguros contra el impago de una deuda) sobre los bonos helenos a cinco años, usados como referencia, cabalgaban desbocados hasta un nuevo récord ayer: 5.021 puntos. Es decir, quién quiera protegerse ante un eventual impago de una emisión griega del 10.000 euros, pagará por el seguro más de la mitad del monto principal. Hoy se relajan, aunque siguen rozando los 5.000 puntos.
La prensa griega publica hoy que el Ministerio de Economía ha enviado una carta a sus homólogos de los 57 países con inversión en bonos helenos, para instarles a sumarse al plan de participación voluntaria de refinanciación de su deuda. Según las mismas fuentes, el 82% del sector bancario ya habría aceptado.
Grecia anunció el domingo una nueva andanada de austeridad. Un impuesto sobre las propiedades inmobiliarias para captar los 2.000 y completar así el objetivo de recaudación exigido por la troika (54.000 millones durante este año). Los dirigentes griegos cruzan los dedos para que la nueva medida sea suficiente para convencer al FMI y a la zona euro para la liberación del sexto plazo de 12.000 millones de euros, de la primera operación de rescate, valorada en 110.000 millones de euros en total.