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Explosión de un horno en un centro de tratamiento de residuos radiactivos

Un accidente nuclear desata las alarmas en el sur de Francia

Muere un operario en la explosión de un horno para fundir residuos radiactivos en el complejo de Marcoule.

Al mediodía de ayer, la explosión de un horno en un centro de tratamiento de residuos radiactivos de baja y media actividad ubicado en Codolet, región meridional de Francia, desató el pánico por algunas horas. El incidente, en el que murió carbonizado un operario y otros cuatro resultaron heridos, uno de gravedad, se produjo en las instalaciones de Centraco, centro de tratamiento de residuos (similar al Cabril que gestiona Enresa en España) propiedad de Socodei, filial del grupo estatal EDF. Dichas instalaciones se ubican en el complejo de Marcoule, que cuenta también con una central nuclear.

Según la información facilitada por EDF, la explosión se produjo en un horno destinado a fundir desechos radiactivos metálicos de baja y media intensidad procedentes de hospitales y fábricas. Un portavoz aseguró que, por tanto, se trataba "de un accidente industrial, pero no nuclear". De hecho, tal como aseguró EDF y la Agencia de Seguridad Nuclear Francesa (ASN), no se había detectado ninguna fuga radiactiva y que ningún trabajador había resultado contaminado, aunque se fijó un perímetro de seguridad en torno a la central, según informaron los bomberos. En el momento del accidente, el horno contenía cuatro toneladas de metales.

Tras su reciclado, este tipo de residuos (que incluyen también los útiles de trabajo de los operarios, como guantes o máscaras), se trasladan al almacén de L'Aube, de Andra, la agencia nacional para la gestión de residuos radiactivos francesa. Según fuentes oficiales, la causa del accidente pudo deberse a "un error humano; a una fuga de agua que ha reaccionado con el matel en fusión, o a un desecho contenido en el metal que hubiese desencadenado la reacción".

La noticia saltó cuando el fantasma de la catástrofe ocurrida en Fukushima (Japón) el pasado 11 de marzo aún planea en el horizonte. De hecho, las 58 centrales nucleares que funcionan en Francia han aceptado responder a los llamados test de estrés propuestos por la Comisión Europea y la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), a los que se suman también los centros de reprocesamiento del fabricante de reactores Areva, también estatal. Las conclusiones deben estar listas antes de fin de este año, de hecho, EDF tiene previsto entregará sus informes a mediados de este mes.

Precisamente, el director de la AIEA, Yukiya Amano, apelaba ayer a los países a no bajar la guardia en materia de seguridad nuclear. "No debemos perder nuestro sentido de la urgencia", dijo en su discurso del consejo del organismo de la ONU, cuya cumbre se inició ayer y se prolongará hasta el viernes.

"No hacen falta solo buenas intenciones -añadió- sino mejoras rápidas y visibles para restaurar la confianza en la energía nuclear".

Tras conocer el incidente, Amano reclamó información a las autoridades francesas sobre el mismo, que le respondieron que el plan de emergencia se había activado con rapidez.

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