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La destrucción mutua asegurada

Berlín y Atenas juegan la última ronda de su particular partida de póker y, como en una crisis nuclear, solo hay una seguridad, la misma que hubo durante la Guerra Fría y las sucesivas crisis entre EE UU: si alguien aprieta el botón, ninguno de los dos contendientes sobrevivirá. Pero, como en la Guerra Fría, ambas partes han tensado la cuerda tanto que el impago puede ser cuestión de tiempo. Incluso, quizá, presión en la olla europea haya subido tanto que no sea posible reconducir la crisis del euro.

Quizá Alemania no quiera romper el euro. Es decir, probablemente el Gobierno germano lleve tiempo preparando eventualidades como el impago griego o la posible salida de Grecia del euro. Filtrar la existencia de estos planes este fin de semana suena más a medida de presión.

Una quiebra desordenada de Grecia es el botón nuclear. La magnitud del terremoto, superior a la de Lehman, no dejaría títere con cabeza en Europa. Pero Grecia, sin acceso a los mercados, sufriría todavía más que con los planes de ajuste actuales. Alemania, dice: "estamos preparados para ello" es una forma de decir "apretad el botón".

Por eso, quizá Alemania, no obstante, tenga finalmente que romper el euro. La partida de póker mediante la cual Merkel apretaba, Grecia se resistía y al final los dos cedían (uno poniendo dinero, otro haciendo recortes) ha resistido hasta ahora. Pero hay agentes clave que se escapan al control de los jugadores. Uno son los mercados. Y otro la política. Ambos parecen fuera de control, y una vez que se abre la puerta a dejar que Grecia quiebre, esta quiebra es más verosímil.

¿Cuánto más podrá aguantar la situación así? El mercado lleva cerrado desde agosto. No ha caído ningún banco, pero Europa está en una situación de credit crunch. El dinero no fluye, los bancos viven gracias a las líneas de crédito del BCE y el estado de los mercados empeora cada día. Y, lo que es peor, es difícil pensar medidas capaces de cambiar el perfil de los mercados.

Obviamente, la deuda griega es del todo insostenible. Y, euro arriba, euro abajo, acabará entrando en impago (la propuesta de canje es un impago camuflado). Ése es, precisamente, el problema. En julio Europa diseñó un impago suave para los tenedores de deuda helena, combinado con la aprobación del mecanismo europeo de estabilidad. Era la primera solución sistémica a una crisis sistémica. No se ha puesto en marcha luego, ¿qué hace pensar que dos meses más tarde, con los mercados revueltos y la CDU enfangada en luchas internas, se podrá diseñar una solución no traumática a la crisis griega?

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