Luz roja para el automóvil

El frenazo en la recuperación que se está produciendo en Europa, especialmente en Alemania, empieza a cobrarse las primeras víctimas en el tejido industrial español. El anuncio del ajuste en la planta que Opel posee en la localidad aragonesa de Figueruelas no tiene otra explicación. Esta fábrica, que ya ha acometido varios ajustes y que se ha mostrado como una de las más rentables del grupo automovilístico, sufrirá un ajuste de producción radical. Se quedará, durante 2011 y 2012, en 327.000 unidades, la cifra más baja en 23 años, cuando la capacidad es de medio millón. El caso Figueruelas puede convertirse en el primero de una serie y provocará, sin duda, el efecto en cadena sobre la numerosa industria auxiliar que trabaja con la planta aragonesa. Y es que al parón exterior se une el desplome del mercado interior. Los fabricantes insisten en que existe una relación directa entre las unidades producidas y las vendidas en el mercado doméstico. Si las ventas no tiran en España, se podría desviar producción hacia otras plantas de mercados con más ventas, lo que ahorraría cuantiosos costes de transporte. Por tanto, es necesario que las ventas aumenten en el mercado local para que actúen como colchón y eviten que se traslade producción de vehículos a otras plantas que fabriquen los mismos modelos.