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El BCE rebaja las perspectivas de crecimiento

Trichet echa el cierre a las subidas de tipos

Trichet cambia el sesgo de su política monetaria pero sin bruscos virajes. De momento, y ante la progresiva desaparición de las tensiones inflacionistas, el BCE ha puesto tope a nuevas subidas pero sin anunciar recortes en el medio plazo.

Jean Claude Trichet, en rueda de prensa en Francfort.
Jean Claude Trichet, en rueda de prensa en Francfort.Reuters

El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, no es amigo de movimientos bruscos y hoy ha vuelto a hacer gala de ello. El Consejo de Gobierno de la institución que preside ha optado por mantener estables los tipos en el 1,5% y posteriormente durante la rueda de prensa posterior en galo ha sugerido que no habrá más alzas de tipos. Algo que los mercados ya tomaban por descontado.

Trichet, en todo caso, no ha cerrado la puerta a bajadas de tipos, pero se ha cuidado mucho de no anticiparlas. Así, ha mencionado las palabras deflación e incertidumbre en numerosas ocasiones. Pero, de momento, manda el 1,5%. Un lenguaje demasiado sutil para los mercados, que han visto cómo se difuminaba el rebote matinal.

Las razones de este cambio de sesgo es que las anteriormente muy presentes tensiones inflacionistas se mantienen "ampliamente equilibradas". Una estabilización a la que ha influido en gran manera el descenso del precio del petróleo que en los últimos meses tanto preocupaba al responsable de la Eurotower. El claro ejemplo de esto es que el máximo responsable del BCE ha declarado que espera que la famosa barrera del 2% de inflación se pueda rebajar durante 2012.

Esta mejora sobre las previsiones del encarecimiento de los precios ha venido unido a la manifestación de una preocupación cada vez más latente en relación al crecimiento económico. "Si en Julio estimamos que el riesgo era equilibrado, ahora creemos que es negativo. Un cambio bastante significativo", ha insistido ante las preguntas de los periodistas. De hecho, ha facilitado una revisión bastante pesimista sobre la previsión del PIB de la Eurozona. Así, la horquilla para 2001 se estrecha hasta el 1,4%-1,8% frente al anterior margen fijado que iba del 1,5% hasta el 2,3% máximo. Para 2012, el BCE augura un avance del PIB de los países que comparten la divisa europea de entre el 0,4 y el 2,2%, cuando en junio calculaba que sería de entre el 0,6% y el 2,8 %.

Sobre los problemas de financiación de las entidades bancarias, Trichet ha recordado que el BCE ya tiene en marcha medidas extraordinarias para ayudar al sector. "Estamos listos para seguir proporcionando liquidez a los bancos tal y como hemos hecho en el pasado", ha defendido.

El instituto emisor ha dictaminado dos subidas de tipos de interés en los últimos meses. Incrementos que han provocado muchas críticas entre analistas y economistas al considerarse prematuras ante la débil recuperación, pero que Trichet ha defendido porque "han anclado las expectativas de inflación". Unas acusaciones que parecen replicar las que ya recibió el banquero francés en 2008 cuando dos meses antes de la caída de Lehman Brothers subió el precio del dinero hasta el 4,25%.

Por otra parte, y respecto a la crisis de la deuda soberana, ha mostrado un lenguaje muy duro al hablar de Grecia. Al ser preguntado por las voces que hablan de su salida de la zona euro, ha replicado que "es del interés del pueblo griego cumplir con los planes de ajuste". Un mensaje en toda regla. También ha habido mensaje para el periodista alemán que ha sugerido la vuelta al marco. "Alemania ha disfrutado de una estabilidad de precios estos 17 años que no vio en los 50 anteriores. Hemos hecho nuestro trabajo pese a lo que nos decían los gobiernos".

En general, a los países afectados por la crisis de deuda les ha sugerido que se adelanten a los acontecimientos en vez de esperar a los ataques del mercado. Incluida España.

Esta intervención, la penúltima rueda de prensa que concede Trichet antes de ceder el testigo al italiano Mario Draghi, no ha sentado muy bien en los mercados. De hecho, los operadores pronosticaban un giro mucho más marcado por lo que la suave intervención ha provocado un derrumbe de los principales índices bursátiles del Viejo Continente.

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