Obama presenta contra el paro por 300.000 millones de dólares
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha explicado hoy ante las dos cámaras de su país su plan para recortar el paro dotado con unos 300.000 millones de euros.
Normalmente este tipo de sesiones conjuntas, a las que asiste el pleno de representantes y senadores, se reservan para los asuntos considerados de mayor importancia para el país, como el discurso sobre el Estado de la Unión en el que el presidente expone su programa legislativo para el año.
En esta ocasión, varios legisladores republicanos han optado por ausentarse, al considerar que Obama no presentará nada nuevo.
El plan, cuya aprobación final será difícil debido a la oposición republicana, incluye tanto recortes fiscales como más inversiones en infraestructuras y capacitación de los trabajadores.
Para vencer las resistencias republicana a elevar el gasto, la Casa Blanca insiste en que el plan estará completamente financiado con detracciones de otros dispendios.
El discurso de esta noche es crucial para el último tramo del primer mandato de Obama, cuya popularidad ha caído a mínimos personales con un 45%.
El desempleo - la gran preocupación de los votantes de cara a los comicios presidenciales de 2012 - está situado en el 9,1% y los analistas ven escasas posibilidades de que descienda de manera significativa a corto plazo, lo que representa un problema para el presidente estadounidense y sus aspiraciones a la reelección. Hasta hoy, ningún titular de la Casa Blanca ha logrado renovar con una tasa de paro superior al 7%.
Con el discurso, Obama también ha buscado recuperar la iniciativa política, perdida en los últimos meses en favor de unos republicanos que ven, por primera vez, una posibilidad real de arrebatar la Casa Blanca a los demócratas el año próximo.
El plan de Obama recuerda el plan de estímulo por valor de 700.000 millones de dólares que planteó a su llegada a la Casa Blanca y que el Congreso aprobó en febrero de 2009. Pero si entonces la aprobación de esa medida se consiguió sin dificultades -los demócratas contaban con mayoría absoluta en ambas Cámaras-, en esta ocasión la nueva iniciativa puede afrontar dificultades mucho mayores.
Su aprobación requerirá el visto bueno del Congreso, donde los republicanos controlan la Cámara de Representantes y el clima político es especialmente agrio desde las pugnas de este verano con motivo de la aprobación del aumento del techo de la deuda.
Uno de los cálculos de la Casa Blanca es que, al presentar este plan, si el Congreso no lo aprueba la responsabilidad recaerá al menos en parte en los republicanos.