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Columna
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Pánico legal

Justo cuando los inversores de bancos de Europa y EE UU pensaban que las cosas no podían empeorar, 17 entidades financieras han sido demandadas por 196.000 millones de dólares en hipotecas tóxicas. Las acciones cayeron hasta el 12% en toda Europa con los mercados de EE UU cerrados. Pero es difícil racionalizar las caídas solo sobre la base de la demanda.

Los temores de los inversores son comprensibles. La acusación central es que los bancos falsearon los paquetes hipotecarios y los vendieron a los gigantes hipotecarios cuasi estatales Fannie Mae y Freddie Mac. Independientemente de los méritos, no es bueno complicarse en un problema con la Agencia Federal de Financiación Inmobiliaria (FHFA en sus siglas en inglés). Además, no se ha registrado ninguna reclamación por daños, lo que hace que los inversores teman lo peor. También está la preocupación de que el éxito del caso abra la puerta para que litigue el sector privado.

Pero las ventas masivas parecen muy superiores al posible caso por daños que el FHFA pueda llevar a cabo. Los seis bancos europeos afectados vieron como sus acciones perdieron casi 19.000 millones de dólares de valor el pasado lunes, más de una cuarta parte de los 71.000 millones de bonos que suscribieron.

Pero el UBS, demandado por supuesta declaración falsa respecto a 4.500 millones de dólares de títulos hipotecarios en julio, reveló que la FHFA está pidiendo 900 millones por perjuicios, o el 20%. Y es poco probable que gane toda la reclamación.

Consideremos ahora Barclays. La demanda de la FHFA se refiere a ocho paquetes de títulos que terminaron con índices de morosidad, incumplimiento o ejecución hipotecaria en un 40% de media. Eso equivale a poco menos de 2.000 millones de valor nominal. El valor de mercado de Barclays cayó un 9% más que eso. Y estos préstamos no tienen ningún valor.

La venta del lunes tuvo mucho que ver con los problemas alrededor de las acciones de los bancos -y la crisis no resuelta de la zona euro y los temores a una recesión global-. Una demanda gigantesca, incluso una cuyo coste financiero puede ser manejable y lejano, no podría haber llegado en un momento peor.

POR M.DOYLE / A. T. CRANE

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