Van Rompuy presiona a Atenas y Roma para que cumplan con las reformas
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, reclamó ayer que la UE eleve la presión sobre Grecia e Italia para que ambos países cumplan sus respectivos planes de ajuste. Van Rompuy cree que las dudas respecto a los recortes de ambos Estados miembros explican la mayor incertidumbre de los mercados respecto a la deuda soberana de los países de la UE.
Toque de atención de Van Rompuy. "Los mercados ven que hay problemas para aplicar el plan de ajuste en Grecia e Italia. Europa debe aumentar la presión sobre estos países para que lleven a cabo las medidas que han diseñado", alertó el presidente del Consejo Europeo. Sus palabras adquieren más relevancia en un jornadas en que los mercados volvieron a golpear la deuda soberana de la zona euro y los principales parqués bursátiles se derrumbaron.
Van Rompuy, que ayer se reunió con el primer ministro finlandés, Juki Katainem, defendió una mayor integración de la zona euro. "No puede ser que tengamos una moneda única y 17 políticas distintas", señaló en un tono más contundente del habitual. Estas semanas serán decisivas para cerrar el segundo paquete de ayuda financiera a Grecia, valorado en 109.000 millones de euros de fondos públicos y otros 50.000 millones procedente del sector privado. Esa ayuda, que fue aprobada el pasado 21 de julio está pendiente de ratificación en los parlamentos nacionales y Van Rompuy quiere se ponga en marcha a finales de este mes.
Sin embargo, el proceso se encuentra en un punto muerto después de que Finlandia reclamara avales adicionales a Grecia para colaborar con el rescate del país heleno. Ello soliviantó al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a otros países de la zona euro. "Estamos buscando un acuerdo y debemos encontrarlo cuanto antes", señaló Van Rompuy tras su encuentro con Katainem. El Gobierno de Helsinki alcanzó a mediados de agosto un pacto con Atenas según el cual el 20% de la contribución financiera finlandesa al segundo rescate quedaría retenida como garantía en caso de impago. Aunque esta posibilidad estaba prevista en el pacto alcanzado el 21 de julio, Alemania ha vetado el plan después de que otros países plantearan exigencias similares. Bruselas sostiene que genera más incertidumbre en los mercados que los propios países de la zona euro reclamen garantías adicionales ante el temor a un posible impago. Van Rompuy también se reunió ayer con la canciller alemana, Angela Merkel y reclamó fortalecer la cooperación y la integración en la eurozona.
Por otra parte, las palabras de la presidenta del FMI, Christine Lagarde, que auguró el domingo una "recesión global inminente" han contribuido a elevar más el recelo hacia la deuda soberana de los países de la zona euro. "Nosotros no anticipamos una recesión en Europa", aseguró el presidente de la Comisión Europea en una baldía llamada a la calma. Barroso señaló que la zona euro registrará un "modesto" crecimiento. Una opinan compartida por la agencia de calificación Standard & Poor's, que la semana pasada rebajó tres décimas hasta el 1,7% su previsión de crecimiento del PIB para la UE.
Respecto a los problemas de la deuda de Grecia, Barroso defendió que es "prematuro" valorar los esfuerzos de Atenas ante los temores de que en 2011 no se cumplirán los objetivos de consolidación fiscal. Van Rompuy, por su parte, rechazó la posibilidad de que Grecia termine por abandonar la zona euro.
La austeridad no basta
"La austeridad por sí sola no va a solucionar los desafíos de economías que están sometidas a mayor presión, como el caso de la economía española", advirtió ayer Amadeu Altafaj, portavoz económico de la Comisión Europea. España e Italia son los dos países que más dudas generan en los mercados y figuran en las quinielas para ser los próximos en precisar la ayuda de Bruselas. Altafaj reclamó reformas de calado para impulsar la economía. "Sin crecimiento es difícil imaginar una mayor estabilidad de la zona euro", señaló.