Grandes incógnitas para las petroleras
Con el crudo Brent por encima de los 100 dólares por barril, las entidades que han invertido en Libia tienen un fuerte incentivo para que la producción se recupere rápidamente. Italia, uno de los mayores inversores en el país norteafricano, confía volver a la normalidad. Pero incluso cuando acabe la lucha, las petroleras pueden esperar una carretera llena de baches.
Las grandes petroleras no necesitan mucha insistencia para volver a un país donde el bombeo de petróleo ha sido muy rentable gracias a la producción de bajos costes. Un entorno más seguro y estable es la clave. También debe haber algún tipo de Gobierno reconocible.
La cuestión clave es cómo las grandes petroleras serán recibidas en Libia. Los rebeldes libios han dicho a Roma que Libia cumplirá con los contratos existentes en la era post-Gadafi. Existe una larga relación entre ambos países, y la empresa italiana Eni cree que el flujo de petróleo y gas podría comenzar a reanudarse antes del invierno.
Sin embargo, es probable que incluso los países que han apoyado o tomado parte en la intervención militar sean vulnerables. Los líderes rebeldes también han dicho que los contratos serían revisados para detectar signos de corrupción. El Gobierno de transición puede ser objeto de presión para renegociar los contratos debido al sentimiento de la población de que no ha participado plenamente de la riqueza petrolera del país. Libia ha endurecido los términos de los contratos de producción en los últimos años. Pero aún hay espacio para más severidad. Y hay una cola de jugadores con la esperanza de dar el primer paso en el país.
Libia tiene un incentivo claro para reanudar el flujo de petróleo y precisa de expertos extranjeros. Pero tiene cierto margen para tomar decisiones, ya que el país cuenta con activos externos netos del país de unos 150.000 millones de dólares. E incluso si las petroleras consiguen mantener sus condiciones, no existe ninguna garantía sobre la solidez de las promesas del Gobierno libio a largo plazo. Las petroleras que esperan volver pronto a la total normalidad pueden ser demasiado optimistas.