Donde Francia sueña con el sol
Montpellier es el dinámico eje de la región que más crece en el país y cuenta con un destacado pasado catalán
Aunque ciudad más que milenaria, Montpellier se presenta como una de las urbes más dinámicas y vanguardistas de Francia. A ello le ayuda su clima suave, su condición de centro universitario con decenas de miles de estudiantes, la vecindad de localidades de incuestionable atractivo turístico y una historia que en algún momento la dio de lado en comparación con las zonas nobles de la Costa Azul o la Provenza, pero que dejó puertas abiertas para el desarrollo actual.
Y es que la abundancia de mosquitos y zonas costeras poco salubres hizo que la región de la que es capital, Languedoc-Roussillon, no fuera tan visitada en el siglo XIX, cuando nació la leyenda de Cannes o Niza. La zona se arregló en el siglo pasado, dejando enormes playas menos explotadas y permitiendo que la región se haya convertido en la de mayor crecimiento demográfico del país en la última década, con algunos centros turísticos no demasiado masificados.
A todo ello contribuyeron también proyectos urbanísticos como el de Antigone, el barrio de la ciudad diseñado por Ricardo Bofill, que durante 20 años creó grandilocuentes edificios de inspiración griega, con enormes plazas y jardines. La Place de l'Europe, por ejemplo, es todo un manifiesto de grandeur sobre el que el tiempo dictará veredicto.
Cuna de Jaime I El Conquistador
También hay, por supuesto, un Montpellier antiguo y con encanto. Alrededor de la catedral de San Pedro, del siglo XIV, se encuentran las callejas peatonales de la vieja ciudad en la que nació el rey aragonés Jaime I, El Conquistador para la historia, en testimonio de la época en que esta ciudad estaba directamente ligada a Cataluña. El idioma occitano, emparentado con el catalán, sigue siendo usado en algunas zonas viejas de la ciudad, aunque sobre todo en las poblaciones de menor tamaño de los alrededores.
También de esa misma época es la Facultad de Medicina, la más antigua del mundo aún en funcionamiento. Otro testimonio de la importancia siglos atrás de la ciudad es el Jardín Botánico, del siglo XVI, que sirvió de inspiración al famoso Jardin des Plantes parisino y que supone por sí mismo un paseo mucho más que recomendable.
El Museo Fabre, con pintura francesa pero también piezas españolas como un Zurbarán, el acueducto del siglo XIX y el Arco del Triunfo completan la lista de imprescindibles culturales de la localidad, antes de dar paso a su vibrante vida social. Alrededor de la Place de la Comédie es posible llegar tanto a las calles peatonales de tiendas como a las zonas de vida nocturna frecuentadas por los estudiantes, así como a un incontable número de terrazas que sacan partido del clima benigno, muy disfrutado por unos franceses más habituados a la humedad y el frío que dominan en el norte del país.
El visitante de Montpellier puede emplear también la ciudad como base para una exploración de la que es una de las más fascinantes regiones de Francia. En apenas cien kilómetros de trayecto -el coche se hace muy necesario para el libre disfrute del recorrido- se encuentran localidades de densa historia medieval e incuestionable belleza paisajística, como Carcasona, Nimes, Narbona, Mende o Beziers. Y tampoco son malos lugares para sentarse a la mesa.
Guía para el viajero
Cómop ir. Montpellier no tiene conexiones aéreas directas con España, la opción más sencilla es la escala en París. Sin embargo, sí existe un talgo de Renfe directo que une Barcelona con la ciudad francesa en algo más de cuatro horas.Dónde dormir. La cadenas habituales en toda Francia -Novotel, Best Western, Mercure...- cuentan con establecimientos funcionales y céntricos. Los más exquisitos preferirán el Domaine de Verchant (www.domainedeverchant), mansión bicentenaria restaurada con spa.Dónde comer. Le Jardin des Sens (www.jardindessens.com) es el dos estrellas Michelin de la ciudad, con un hermoso jardín para disfrutar cocina meridional con toques vanguardistas. La Réserve Rimbaud (www.reserve-rimbaud.com) es un valor en ascenso.