Lo que el viento no se llevó de Atlanta
La cuna de la Coca-Cola conserva el encanto del sur de EE UU, su buena gastronomía y su hospitalidad.
Si en un viaje uno se fía de la vista y los olores, en Atlanta, Alana para sus residentes, destaca el blanco de las fachadas, el marrón de la Coca-Cola y el olor a barbacoa. En la capital sureña por antonomasia queda poco de las mansiones confederadas, pues fueron destrozadas en las contiendas de la guerra civil, tal y como ha retratado ampliamente la filmografía americana. Para visitar alguna mansión señorial y plantación algodonera es necesario tomar carretera y manta a Marieta, Kennesaw (a 32 kilómetros) o Roswell (37 kilómetros).
Arquitectónicamente, Atlanta es similar a otras ciudades medias del país. Sobresalen los rascacielos de oficinas y hoteles, las amplias avenidas, los grandes tráileres de transporte, y predominan en número los habitantes negros, muchos de ellos con sobrepeso.
Un breve paseo por sus avenidas y el encuentro con coches de bomberos retro de color rojo o autobuses escolares amarillos es suficiente para traer a nuestra mente el american way of life. No faltan los imponentes parques, como el Centennial Olimpic, sede de los Juegos Olímpicos de 1996, repletos de personas practicando jogging, ciclismo o pandillas cantando góspel o tocando rock, y con conciertos nocturnos durante todo el verano.
Destaca la amabilidad de sus gentes, la buena comida de sus restaurantes (con su famoso pollo barbacoa o el cerdo con aros de cebolla o pavo) y la tranquilidad de sus calles. A decir de varios ejecutivos españoles residentes, "es una de las mejores ciudades americanas para vivir".
De turismo, visitas obligadas son el acuario, con 100.000 especies, y el Museo de la Coca-Cola, en el que se hace desde un recorrido sobre la fabricación de esta refrescante bebida hasta un paseo por la historia de la compañía, donde no faltan fotografías de los primeros dispensadores, cupones promocionales, pósteres, espejos, medios de transporte de los diferentes países y una curiosa sala donde los visitantes pueden catar todas las variedades de esta bebida, según se dispensa a lo largo y ancho de los continentes: Coca-Cola con cereza, Fanta con sandía o con mango, entre otras.
Los amantes de la historia no pueden perderse el Museo de la Guerra Civil (con representaciones teatrales), el Museo Judío (Breman), el Museo Ferbank de Historia Natural (con los esqueletos de los dinosaurios más grandes del mundo), el de Martin Luther King, el High Museum of Art y la casa de Margaret Mitchell, la autora de Lo que el viento se llevó. El conocimiento de su vida permitirá comprender mejor cómo se elaboró uno de los mayores superventas literarios y por qué Scarlett juró ante Tara "no pasar nunca más hambre".
Imperdibles
Los aficionados al baloncesto pueden disfrutar de un partido de los Atlanta Hoks, y los del béisbol, de uno de los Braves.Los fans televisivos pueden visitar la CNN.Y los ecologistas podrán bañarse en plena naturaleza en los Apalaches (a 25 km).
Guía para el viajero
Cómo ir. Lo más cómodo es viajar con Delta y American Airlines. Salen vuelos diarios desde Madrid y Barcelona.Dónde dormir. Hay casi 300 hoteles. Elegimos The Mansion on Peachtree-A Rosewood (www.rwmansiononpeachtree.com), Hampton Inn Perimeter Center (www.hamptoninn.com), Meliá (www.meliaatlanta.com) y Holiday Inn (www.holidayinn.com).Dónde comer. Ted's Montana Grill (telf. 404 521-9796), perteneciente al magnate Ted Turner, ofrece hamburguesas de carne de bisonte con aderezos como salsa de queso con chile, jamón asado y su Kitchen Sink. Mary Mac's Tea Room (404 876-1800) es una tradición en Atlanta y ofrece especialidades sureñas como las patas de pollo y los macarrones con queso.Dónde comprar. El cambio del dólar nos beneficia, así que los amantes de las compras pueden acudir a algún mall como el de Lenox Square. Si se queda pequeño, hay un gigantesco outlet a una hora de distancia. Seleccione las marcas para que cunda el tiempo.