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Columna
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Búsqueda de patentes

Google está gastando 12.500 millones en asegurarse a sí misma -aunque sus socios pueden no sentirse a gusto-. El acuerdo del gigante de búsquedas para comprar al fabricante de smartphones Motorola cierra las patentes para proteger su sistema operativo para móviles Android. Pero los planes de Google para el negocio de hardware que vienen asociado con las patentes serán la principal preocupación tanto para reguladores y fabricantes de teléfonos que operan con Android.

La propiedad industrial de repente le importa a Google tras la reciente compra de un consorcio de Apple, Microsoft y otros, de las 6.000 patentes de Nortel por 4.500 millones de dólares. La reserva de patentes de Google mucho más pequeña deja a Android vulnerable. El riesgo reside en que sus rivales pueden obtener un aumento en las regalías de la producción de dispositivos con Android -o lo que es peor, evitar que las empresas los vendan juntos-. Poseer las 17.000 patentes de la movilidad de Motorola puede evitar a Android este problema. Google pagó por su paz mental con el mayor acuerdo de adquisición.

Los reguladores antimonopolio pueden arquear una ceja. Están preocupados con el hecho de que Google puede emplear su dominio en internet para obtener ventaja injusta en la prestación de servicios móviles.

Otros fabricantes de teléfonos con Android como Samsung, HTC y LG se enfrentan a mayores molestias ya que ahora tienen que afrontar a la competencia en hardware de su socio de software. Suponiendo que Google mantiene las operaciones de Motorola en marcha, podría llegar a ser tentador un día favorecer sus propios teléfonos. Google asegura que quiere mantener Android abierto a otros ahora y en el futuro, y que las decisiones sobre la fabricación de aparatos no son su fuerte. Sin embargo, los fabricantes rivales que emplean Android pueden buscar también seguridad, por ejemplo manteniendo sus opciones abiertas con otros sistemas operativos, como Microsoft.

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