_
_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El eje franco-alemán toma los mandos

Angela Merkel y Nicolas Sarkozy proporcionaron ayer un nuevo impulso al eje franco-alemán como motor político de Europa al asumir de forma conjunta el liderazgo en la lucha contra la crisis económica y financiera que azota la eurozona. Tras realizar una firme defensa del euro, recalcar la necesidad de asumir sus propias responsabilidades como las dos mayores economías europeas y reafirmar su voluntad de combatir la especulación, ambos líderes presentaron un paquete de medidas cuyo objetivo es evitar que la crisis se extienda a todos los países de la eurozona y preservar a esta de la hostilidad de los mercados. Como respuesta efectiva al innegable déficit de gobernanza que vive la UE, Nicolas Sarkozy y Angela Merkel exigieron la creación de un "verdadero" Gobierno económico europeo, una asignatura pendiente que ha sido insistentemente reclamada desde numerosos y muy diferentes ámbitos en los últimos años y cuya necesidad se ha visto claramente acentuada desde que se desató la crisis. El modelo estaría constituido por un consejo de jefes de Estado y de Gobierno, con el mandato de reunirse dos veces al año. Como primer presidente apuntaron al actual número uno del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.

Alemania y Francia han acertado al reconocer que el momento de las palabras ha pasado y que si la Europa del euro quiere sobrevivir a la crisis es hora de tomar decisiones drásticas. Tanto Merkel como Sarkozy advirtieron de que la primera tarea de ese nuevo Gobierno económico europeo deberá ser meter en cintura a aquellos socios comunitarios que no han hecho todos sus deberes en materia de consolidación fiscal. Con extraordinaria firmeza, ambos defendieron que la reducción del déficit público y el avance hacia el equilibrio fiscal deben convertirse en objetivos con rango de norma constitucional en cada Estado miembro. En palabras de Sarkozy, los socios europeos deberán dotarse antes de 2012 de lo que tienen que entender como una "regla de oro" capaz de poner freno al desequilibrio fiscal.

La canciller alemana y el presidente galo anunciaron también medidas concretas en materia impositiva. Junto a la creación de una tasa que grave las transacciones financieras, ambos líderes abordaron la puesta en marcha de otro viejo y dorado proyecto comunitario: la armonización fiscal en materia societaria. Para ello ambos anunciaron un proceso de convergencia entre ambos países en este capítulo como paso previo para una posterior equiparación de las bases imponibles de los 17 países de la zona euro. Dada la diferencia de gravámenes existente entre ambas economías -con un tratamiento fiscal bastante más beneficioso para las empresas en Alemania que en Francia- la medida hace presagiar una dura batalla y unas más que arduas negociaciones. La comparecencia de ambos líderes ha dejado, pese a todo, dos importantes decepciones de cara a las expectativas de los mercados. La hoja de ruta no ha incluido finalmente ni la creación de eurobonos -una propuesta que el Gobierno español veía con buenos ojos- ni una futura ampliación del fondo de rescate europeo, dotado de 750.000 millones.

Una jornada como la de ayer, marcada por los malos datos de crecimiento de toda Europa, pero sobre todo y sorpresivamente de Alemania, justificó doblemente la minicumbre de París. El parón de la locomotora germánica -creció solo el 0,1% el segundo trimestre, frente al 1,3% del primero- ha pulverizado las previsiones de los expertos. El dato ha sido un jarro de agua fría sobre los mercados y sobre las expectativas de crecimiento de toda la zona euro. El avance dado a conocer por Alemania supone el peor dato de crecimiento desde el primer trimestre de 2009 y confirma que los dos grandes motores de la zona euro -el francés y el alemán- están en punto muerto, a lo que hay que sumar los anémicos datos de España, Reino Unido u Holanda. Todo ello hace más necesario que nunca que las líneas maestras dibujadas ayer en París no vuelvan a quedarse en palabras y sean asumidas por toda la Europa del euro. De ello depende, ya no solo el futuro de cada una de las 17 economías, sino la supervivencia de toda la región como potencia económica.

Archivado En

_
_