El BCE espera un crecimiento moderado por la elevada incertidumbre
El último informe de coyuntura del Banco Central Europeo (BCE) admite lo ya avanzado por otros organismos como el Banco de Inglaterra o la OCDE: el crecimiento que viene será exiguo y muy poco sólido. Y es que la institución que aún preside Jean-Claude Trichet reconoce que la incertidumbre actual "es particularmente elevada" por las tensiones en los mercados, lo que podría contagiarse a la economía real de la zona euro.
El BCE señala que los datos económicos más recientes indican que se ha producido una desaceleración del ritmo de crecimiento de la actividad de abril a junio, tal y como se esperaba. Así, en un contexto de elevada incertidumbre, la entidad prevé que en los meses siguientes "tenga lugar una expansión moderada". No obstante, el PIB crecerá un 1,9% en 2011, lo que supone dos décimas más de lo calculado anteriormente por los expertos en la encuesta que elabora el banco emisor.
En su último boletín, el BCE explica que ese crecimiento más moderado de la eurozona durante el segundo trimestre del año demuestra que el fuerte avance del primer trimestre, cuando el PIB real creció un 0,8% en tasa intertrimestral, "se debió en parte a factores especiales". Pero es precisamente "el crecimiento más sólido de lo esperado registrado a comienzos de año" lo que ha permitido la revisión al alza de los pronósticos para 2011. Constata que la recuperación se ha debilitado debido a la incertidumbre que asuela al bloque del euro y cree que los procesos de ajuste que están llevando a cabo algunos países con problemas para hacer frente a la crisis pueden atenuar la actividad.
Pese a la existencia de esos nubarrones, el supervisor financiero basa sus buenas perspectivas para el conjunto del año en la confianza empresarial y la de los consumidores, unidas a las mejoras que espera que se materialicen en los mercados de trabajo. No obstante, el BCE advierte que los riesgos continúan.
El informe coincide con otros organismos internacionales en que los riesgos están directamente relacionados con las tensiones que azotan a los mercados financieros y las posibilidades de contagio a la economía real de la zona euro. Asimismo, dice que las amenazas a la baja "también están asociadas con incrementos adicionales de los precios de la energía, con las presiones proteccionistas y con la posibilidad de una corrección desordenada de los desequilibrios mundiales". También, avisa de que continúan los "riesgos alcistas para la estabilidad de precios" y de que la política monetaria "sigue siendo acomodaticia", pese a haber subido los tipos oficiales de interés en dos ocasiones este año. La primera en abril un 0,25% hasta el 1,25% y la segunda, en julio, otro 0,25% hasta el actual 1,5%.
El BCE justifica estos incrementos en la necesidad de "mantener firmemente ancladas" las expectativas de inflación de la zona euro y poder contribuir al crecimiento económico y la creación de empleo. Por último, el estudio urge a los países de la moneda única, como ya hiciera el propio Trichet el pasado 4 de agosto en la polémica conferencia de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del banco, a llevar a cabo sus planes de consolidación fiscal.
Y mientras el BCE insiste en sus recetas, ayer se produjo la comparecencia en el Congreso italiano del ministro de Economía, Giulio Tremonti, para hablar de las nuevas medidas de ajuste que ultima el Ejecutivo de Silvio Berlusconi. Durante su discurso ante la Cámara Baja, Tremonti no concretó ni una sola de las iniciativas que prevé aprobar el Gobierno el próximo día 18, pero sí garantizó que el Gabinete pretende llevar a cabo una reforma para incluir en la Constitución un límite de deuda y un techo de gasto que garantice el equilibrio presupuestario. Tremonti explicó que el nuevo plan de ajuste girará en torno a la "dinamización" del mercado laboral que exige el BCE.
En este sentido, solo avanzó que incluirá medidas que pueden llevar a "un impulso de la contratación a nivel empresarial", pero también al "despido del personal compensado con mecanismos de seguridad social más favorables", lo que el propio ministro definió como una especie "derecho a despedir". El titular de Economía apenas aclaró que se trata de "evitar el abuso de contratos temporales" y de fusionar algunas fiestas del calendario laboral con los domingos para aumentar la productividad. También, garantizó recortes a los políticos.
Entre las escasas cifras que ofreció el ministro, destaca la confirmación de que la consecución del equilibrio presupuestario se adelantará un año (de 2014 a 2013) y que a finales de este ejercicio el déficit será del 3,8% del PIB y en 2012 se situará entre el 1,5% y el 1,7%. Asimismo, avanzó que el Ejecutivo elevará del 12,5% al 20% el gravamen que aplica a los rendimientos financieros, subida de la que quedarán exentos los bonos de deuda pública.
Otras actuaciones que se barajan, pero no fueron confirmadas, son la aplicación de una tasa a las rentas superiores a los 60.000 euros anuales, una rebaja al salario de los funcionarios y la congelación de las pensiones.
Campa descarta ajustes adicionales
El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, descartó ayer que el Gobierno vaya a aplicar nuevas reformas fiscales, al considerar que con las medidas propuestas y los ajustes que se van a presentar en el Consejo de Ministros del viernes 19 de agosto "se alcanzarán los objetivos fijados para este año".De esta forma, Campa rechazó las propuestas planteadas por Italia, que impondrá subidas impositivas a los patrimonios, la segunda vivienda o los rendimientos bancarios. No obstante, el candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, ya ha anunciado su intención de recuperar el Impuesto de Patrimonio.En declaraciones a la Cadena Ser, Campa consideró que ante la inestabilidad de los mercados "no debemos preocuparnos mucho más de lo que ya estábamos" y rechazó obsesionarse con volatilidades a corto plazo que deben afrontarse, dijo, "como una tormenta de verano un poco peculiar"Pese a este mensaje tranquilizador, el PP anunció que va a pedir la comparecencia urgente del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el Congreso de los Diputados "ante la gravedad de la situación económica y financiera" en la que se encuentra toda la zona euro. La portavoz del PP en la Cámara Baja, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció ayer que el presidente de su partido, Mariano Rajoy, ha dado instrucciones al grupo parlamentario para registrar esta solicitud de comparecencia.El trámite que seguirá será el siguiente: en primer lugar, el presidente del Congreso, José Bono, deberá convocar una reunión de la Diputación Permanente para debatir la petición, que no se producirá hasta previsiblemente la próxima semana, y si la comparecencia fuera aceptada, se sustanciaría en una posterior sesión plenaria extraordinaria.
Merkel reaparece
La canciller alemana, Angela Merkel, retomará las riendas de las crisis en la eurozona con una reunión con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, el día 16 en París, en medio de las críticas que le ha dedicado la oposición por su ausencia tras las últimas turbulencias.