Sarkozy acelera las medidas para rebajar el déficit y la prima de riesgo
El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, reclamó ayer a su equipo económico nuevas medidas para reducir el déficit y calmar así la presión sobre la deuda francesa. La prima de riesgo, aún muy lejos de la española o de la italiana, está rozando máximos desde la creación del euro al superar los 88 puntos básicos.
El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, ha sido el último mandatario que ha tenido que suspender sus vacaciones ante el agravamiento de la crisis de la deuda. Primero fue Berlusconi, luego Zapatero y finalmente Cameron los que tuvieron que interrumpir su descanso estival por distintos motivos. En el caso de Italia y España respondía a la necesidad de controlar los ataques contra la deuda, que situaron las primas de riesgo en máximos históricos desde la creación del euro, mientras que el regreso de Cameron se debió a las revueltas en Londres.
La incorporación de Sarkozy no obedece tanto a una situación de urgencia, si no al hecho de evitar que a la economía francesa le pueda ocurrir algo similar a la italiana o a la española. El déficit de Francia se elevó al 7% del PIB a finales de 2010 y la deuda se encuentra en el 81,7% del PIB, por encima de lo recomendado por la UE (60% del PIB), aunque muy lejos de los países más endeudados, como Grecia o Italia. Pese a ello, la prima de riesgo ha crecido con fuerza en las últimas semanas y ha superado los 88 puntos básicos, rozando máximos desde la creación del euro. Para evitar que el diferencial con el bono alemán siga aumentando, Sarkozy suspendió sus vacaciones y convocó un gabinete de crisis con su equipo económico. En la reunión reclamó a François Baroin y Valerie Precrese, los ministros de Finanzas y de Presupuestos, la adopción de nuevas medidas para garantizar que se cumplan los objetivos de consolidación fiscal (prevé llevarlo al 5,7% en 2011, al 4,6% en 2012 y al 3% en 2013). "El compromiso de reducción del déficit de las cuentas públicas es inviolable y se mantendrá sea cual sea la evolución de la situación económica", subrayó Sarkozy en un comunicado, en el que precisó que las propuestas que presenten sus ministros serán objeto de una primera evaluación el 17 de agosto y serán aprobadas una semana después en otra reunión del gabinete de crisis.
Estos recortes se unirán al plan de consolidación fiscal aprobado hace tan solo un año, que preveía un ajuste del gasto de 50.000 millones de euros hasta 2013. La adopción de estas medidas, sin embargo, pueden estrangular aún más el débil crecimiento de la economía francesa, que tan solo avanzará dos décimas en el segundo trimestre, según la primera estimación del Banco de Francia. El Ejecutivo prevé que la actividad aumente un 2% en tasa interanual a finales de este ejercicio, algo realmente difícil si no se acelera el crecimiento en la segunda parte del año y si además se adoptan medidas adicionales de ajuste.
Además, la presión sobre la deuda francesa se puede incrementar si, al igual que ha sucedido con EE UU, las agencias de calificación optan por una rebaja del rating. Algo que por ahora no parece que se vaya a producir, ya que Moody's, Fitch y Standard & Poor's ratificaron ayer la triple A (la máxima calificación crediticia) para Francia, a pesar de la exposición a la deuda europea por parte de la banca francesa, muy castigada ayer en Bolsa.
Por su parte, el Gobierno italiano está diseñando las medidas del nuevo plan de ajuste. Los medios nacionales recogieron ayer algunas de las iniciativas que estaría estudiando para recortar el gasto en 79.000 millones en 2013. Entre ellas se encontraría un nuevo gravamen para la segunda vivienda, un incremento de la imposición sobre los rendimientos financieros y sobre el patrimonio de los contribuyentes. El Ejecutivo no quiso confirmarlo y se limitó a señalar que esas medidas se aprobarán por decreto-ley el 18 de agosto en un consejo de ministros extraordinario.
Nueva recaída de la economía británica
Los severos ajustes aprobados en el Reino Unido (21.600 millones) para reducir el déficit (un 10,4% del PIB en 2010) van a provocar una recaída de la economía británica que se puede prolongar al menos durante tres años. Así lo asegura el Banco de Inglaterra en su último informe trimestral, en el que rebaja la previsión de crecimiento para este año al 1,4%, cuatro décimas menos respecto a la última estimación.La causa de la ralentización, a juicio del banco emisor, es la caída de los ingresos en los hogares británicos. A este deterioro del poder adquisitivo de las familias puede contribuir de forma definitiva el repunte de la inflación, que podría alcanzar una tasa del 5% en los próximos meses por el fuerte incremento que han sufrido los precios de servicios básicos como el gas y la electricidad en los últimos meses.El gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, justificó la rebaja en las perspectivas de crecimiento por el deterioro mundial, agravado por el tsunami en Japón y el alza del petróleo, entre otras razones. Sin embargo, señaló que el mayor riesgo para la demanda global procede de la eurozona y de los desafíos a los que se enfrentan varios de sus países miembros "en su intento de lograr la sostenibilidad de su posición fiscal".