Los gestores de fondos creen que EE UU perderá la triple A aunque salve la deuda
A Estados Unidos apenas le queda tiempo para alcanzar un acuerdo que le salve de la quiebra. Aunque se lograra el milagro, los gestores de los principales fondos de inversión del país creen que ya es demasiado tarde para que la primera economía del mundo conserve la triple A.
Estados Unidos ha entrado en una fase crítica. La cuenta atrás para salvar la deuda y evitar la suspensión de pagos ha comenzado sin acuerdo en el horizonte. Demócratas y republicanos siguen enzarzados en una negociación para ampliar el techo de deuda actualmente fijado en 14,3 billones de euros que no tiene visos de progresar, salvo milagro de última hora. Los conservadores exigen unos drásticos recortes para reducir el déficit que Barack Obama no está dispuesto a aceptar.
El presidente ha apelado incluso al dramatismo en horario televisivo de máxima audiencia para que la población le ayude a convencer a los congresistas republicanos en pro de un "acuerdo equilibrado y responsable". Pero faltan cinco días para el toque de bocina y el futuro de la primera economía del mundo sigue en la picota.
Para los principales gestores de fondos del país, la incertidumbre y las prisas ya han herido de muerte a la calificación de la deuda de EE UU. BlackRock, Loomis Sayles y Franklin Templeton creen que la triple A, la máxima nota de solvencia que se puede otorgar a la deuda soberana, se va a perder incluso si se llega a alcanzar un acuerdo antes de que expire el plazo. La tres principales agencias de calificación de riesgos, Standard & Poor's, Moody's y Fitch, amenazaron hace días con revisar el rating AAA si no se alumbra un acuerdo creíble. Pero los inversores institucionales ya no tienen esperanzas y auguran la pérdida de la preciada triple A pase lo que pase. Incluso Pimco, el mayor fondo de inversión mundial en renta fija, apuestó ayer por que EE UU dejará de estar en el selecto club de la triple A aunque los legisladores alcancen un acuerdo.
Este será el coste que EE UU tendrá que pagar por la falta de consenso y por dilatar las negociaciones, según los gestores. "Cuando no quede más remedio, el techo de deuda se incrementará", señala Bob Doll, estratega jefe en Nueva York de BlackRock. "Las consecuencias son difíciles de predecir, y es por eso que la amenaza de una rebaja del rating todavía existe", añade.
"Las calificaciones se van a reducir porque los políticos probablemente no lleguen a un acuerdo sobre el recorte de gasto", dice Kathleen Gaffney, co-director del fondo de bonos Loomis & Sayles.
La Cámara de Representantes ha retrasado a este jueves la votación del plan republicano, que se llevaría a cabo en dos fases. Estarían dispuestos a aumentar el límite de la deuda en un billón de dólares hasta final de este año a cambio de cortes de 1,2 billones de dólares y un incremento del techo de la deuda de 1,6 billones de dólares. Esta segunda ampliación tendría que ser de nuevo negociada en el Congreso en 2012 (año electoral), vinculada a nuevos recortes por valor de 1,8 billones de dólares, lo que harían un total de 3 billones de ahorro en un periodo de diez años.
Los demócratas también ha presentado su propia receta y abogan por ecortes por valor de 2,7 millones de dólares en la próxima década, reducciones en el presupuesto de varias agencias federales, incluido el Pentágono, y un aumento de la deuda hasta 2013.
Una debacle en EE UU puede tener unas consecuencias impredecibles en los mercados, que en los últimos días reflejan los temores con caídas.