Empresas anquilosadas, futuro incierto
En el momento actual, cierran cada día empresas cuya actividad hasta ahora estaba vigente y cuya desaparición supondrá que ese modelo de negocio no vuelva nunca más. Las empresas se están dando cuenta de que mantener un solo modelo de negocio, con un único target, no sirve; al igual que le ocurre a tantos trabajadores, que entienden que conservar un puesto de trabajo para toda su vida laboral se ha convertido en un recuerdo más del pasado.
La revolución 2.0 está cambiando la forma de trabajar de las empresas y las relaciones que en ellas se establecen. Hoy en día, desaparecen aquellas que cobran por servicios de una supuesta alta calidad pero que, en realidad, están realizados por trabajadores que no están cualificados. Se acaba la época de altos presupuestos y respuestas vagas. En cambio, se busca una tarifa adecuada con una respuesta que cumpla objetivos marcados.
Llega una economía en la que los servicios son proyectos, con un inicio y un final claramente definidos; servicios empresariales más cercanos a la gestión de una cartela de valores que al mero trámite de ver pasar los días. La evolución empresarial y social marca un ritmo frenético. Hay nuevas preferencias que dan lugar a nuevos servicios, en donde se convierte en algo fundamental tener una gran velocidad en las respuestas.
La aparición o desaparición de empresas con un estilo de vida tradicional está ligada históricamente a los cambios tecnológicos, que las obliga a modificarse y adaptarse a las nuevas realidades. Las nuevas empresas se están especializando y captando nuevos nichos de mercado. Aquellas que no se estén especializando y no hagan un buen uso de las TIC no tienen cabida en el nuevo panorama empresarial.
Hoy en día, las empresas buscan una mayor eficiencia y productividad, marcándose como premisas principales la inmediatez, la economía y la productividad. La competencia que marca un mercado global está detrás de estas premisas, los trabajadores se adaptan a estas nuevas reglas de juego y las empresas han de ser conscientes de que no pueden buscar ayudas en el exterior, que todo va a depender de su capacidad de innovación para adaptarse o morir.
Nos encontramos ante un ritmo de vida totalmente diferente a todo lo que hemos conocido en el pasado. Los cambios políticos se suceden, las demandas de productos crecen exponencialmente, se transforman los hábitos de consumo y nacen nuevas tendencias que provocan necesidades diferentes.
En este 2011 las empresas han de aprender a marchas forzadas para reinventarse. En todos los países veremos, en un plazo no superior a 15 años, cómo los principales sectores de la economía estarán controlados por grandes compañías multinacionales. Mientras, las pymes y micropymes tendrán que luchar por el resto del mercado y serán aquellas mejor preparadas las que se llevarán su porción del pastel.
Al mismo tiempo, está naciendo una nueva generación de emprendedores capaces de entender la nuevas necesidades que demanda la sociedad, adaptando su mercado a un nicho y abriendo sus líneas de negocio para fomentar otros nuevos. Se trata de nuevas empresas que tienen la capacidad de fomentar equipos de trabajo que conjugan la fuerza de la juventud con el conocimiento que aporta la experiencia, a través de una forma de trabajo donde la perspectiva internacional ha de definir la gestión de la compañía. Ese es el camino a seguir.
Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña. CEO de Ocio Networks