El pan de cada día tiene nombre propio
El grupo Berlys lidera desde hace 17 años el sector del pan precocido, una fórmula que revolucionó la panadería y recuperó su esencia tradicional.
Cuando irrumpió el pan precocido todo cambió. Con el mismo sabor de la panadería tradicional, se recuperó la dignidad de este alimento gracias, entre otras cosas, a Berlys. Una empresa fundada en Mutilva Baja (Navarra) por Felipe Ruano, su actual director general, que desde 1994 lleva innovando en un sector con marcada esencia artesanal. Es el pan de hoy, aunque su producción es fruto de un minucioso proceso de elaboración que hace a esta empresa líder.
El secreto de Berlys reside en la masa precocida congelada que facilita el trabajo al pequeño obrador, principal cliente de la compañía. El proceso de producción incluye la mezcla de ingredientes, la creación de las piezas y su posterior cocción, que se interrumpirá justo después del fermentado para, posteriormente, congelar la masa y almacenarla, permitiendo que el cliente termine de hornear el producto, lo que mejora la calidad y hace posible que los consumidores disfruten de pan recién hecho.
En su primer año de vida Berlys producía unas 3.200 toneladas de pan y facturaba más de 6,5 millones de euros. Además, empleaba a 50 personas de la comarca. A consecuencia de un crecimiento imparable -de dos dígitos por año-, sus cifras son hoy el orgullo de esta compañía que en 15 años ha multiplicado por 45 el volumen de su producción, llegando en la actualidad a 200.000 toneladas de pan.
"El crecimiento de Berlys ha sido posible gracias a un gran esfuerzo de inversión y gestión", explican los portavoces de la empresa. En conjunto, este grupo empresarial mantiene una cobertura total del territorio español, además de la logística necesaria para abastecer a una larga lista de países que disfrutan también del pan español. Cuentan con delegaciones propias que hacen que la atención a sus clientes sea "más directa y cercana", como destacan en la empresa.
Esther Ortiz, directora de marketing de Berlys, afirma que "en los orígenes, todo era un reto para nosotros. Empezábamos en un nuevo sector, en un nuevo mercado donde todo estaba por hacer y nos hacía sentir pioneros en cada cosa que hacíamos". Desde entonces muchas cosas han cambiado en la compañía, pero la esencia sigue siendo la misma.
Tan solo un año después del despegue se puso en marcha la segunda factoría en Tafalla (Navarra). Esta moderna fábrica cuenta en la actualidad con nueve líneas de producción, de las cuales salen 620.000 baguettes al día. Y es que chapatas y barras son las estrellas de esta marca, aunque su gama de productos llega hasta la repostería fina.
En conjunto, el grupo Berlys suministra a España y Portugal. Para ello cuenta con siete fábricas, en Navarra, Toledo, Alicante, Sevilla y Palma de Mallorca. Se trata de "puntos estratégicos para la elaboración y distribución de nuestros productos", explica la directiva. A estos centros hay que añadir 70 distribuidores y una flota de más de 400 camiones de reparto. Todo ello ha permitido alcanzar una cifra de facturación de más de 156 millones de euros en 2010.
"Lo que sea necesario para atender a nuestros 20.000 clientes", comenta Ortiz. Clientes que desde los orígenes de Berlys se sitúan en el canal tradicional de panaderías y pastelerías, pero que últimamente dejan hueco al sector de la hostelería ya que, tal y como comenta la portavoz de la empresa, "se trata de un mercado de largo recorrido y buenas perspectivas de crecimiento para la panadería, bollería y pastelería modernas, que reclaman continuamente productos innovadores y de conveniencia".
Pero como no solo de pan vive el hombre, también elaboran bollería. La variedad de productos que son cotidianos para todos: cruasanes, napolitanas rellenas, bollos de leche y todo tipo de dulces que siguen el mismo proceso de producción que el pan y seducen a los más golosos.
Datos básicos
MARCAS.La compañía posee cuatro marcas comerciales: Berlys, donde se integran la mayoría de las referencias; Bollería Plus, que ofrece bollería fermentada de siempre y que ha sido recientemente ampliada con el lanzamiento de Bollería Gourmet, elaborada con mantequilla fresca; Betina, productos funcionales y para el cuidado de la salud, y por último, Körfest, pastelería selecta en envases exclusivos.EXPERIENCIA.Antes de la creación de Berlys, su fundador, Felipe Ruano, ya conocía los secretos de la panadería y contaba con una dilatada experiencia en el sector agroalimentario. Desde 1989 ha estado unido a este mundo al que llegó tras su paso por otras grandes empresas.REPARTOUn servicio puerta a puerta y la entrega puntual de un pedido son la clave de un complejo sistema logístico que transporta más de 15 millones de cajas de productos al año. Desde sus sedes logísticas llegan a miles de súper, panaderías, pastelerías, cafeterías, restaurantes y hoteles de toda la Península.CALIDADEn febrero de 2003, Berlys obtuvo el certificado ISO 9001 otorgado por Aenor al cumplir los estándares de calidad más amplios que existen. Desde sus comienzos trabajan duramente por cumplir con las exigencias no solo españolas, sino de los países adonde exportan sus productos.INICIATIVASLa edición de El libro de los bocadillos con pan precocido y la convocatoria anual del Concurso Berlys de Bocadillos de Autor, dentro de la cumbre gastronómica Madrid Fusión, son una muestra de muchas de las iniciativas que lleva a cabo esta compañía para reforzar su marca y fomentar la gastronomía española.
Obsesión por la internacionalización
Felipe Ruano, su fundador y director general, lleva trabajando sin descanso desde la creación de la compañía y quienes le conocen aseguran que "Berlys es lo que es gracias a su constancia y esfuerzo". Una apretadísima agenda y una lucha constante por abrir cada vez más delegaciones y estar presente en cada vez más países. Casi como una obsesión que ha marcado la estrategia de la empresa y que cuenta además con un constante esfuerzo inversor para lograr estar presentes en medio mundo. "A los pocos años ya exportábamos el 20% de nuestra producción a una veintena de países europeos", cuenta Esther Ortiz. Después se añadieron a la lista EE UU y Japón. "Nos obligó a crear una organización moderna y competitiva para responder a los estándares de calidad de aquellos países", recuerda.Berlys posee un departamento de exportación que continúa estudiando la viabilidad de nuevos mercados y posibilidades de negocio para la entrada de sus productos. Además, hoy en día están centrados en consolidar su presencia en los 30 países donde trabajan. El pan es un alimento común en el mundo pero se debe adaptar a los gustos de cada cultura gastronómica.Hace un año, en julio de 2010, se marcó un hito, un antes y un después para la compañía. Se constituía en Portugal la firma Nutriva Berlys para abastecer al país de forma mucho más directa.
Presente y futuro con vocación de crecimiento
La directora de marketing de Berlys, Esther Ortiz, recuerda que "en la década de los noventa la sociedad experimentó cambios en su ritmo de vida y hábitos alimenticios y por ello la industria del pan y la bollería necesitaba adaptarse". Así surgió la aplicación de la tecnología del frío para la producción de pan."Vimos muy claro desde el principio que este era el futuro, pero no fue solo Berlys, fuimos unas cuantas pymes las que llevamos a cabo el proceso", cuenta la directora. Por otro lado, los largos y costosos procesos de elaboración en pequeños obradores de panadería se simplificaron enormemente, con el consiguiente ahorro de tiempo y esfuerzo, contribuyendo así a mejorar sus horarios.Además, de la mano de esta industria aparecieron en España la mayoría de cadenas de restaurantes que sirven bocadillos y que tuvieron, por aquel entonces, un gran apogeo. Un pan que se elabora con las materias primas de siempre siguiendo las técnicas tradicionales de producción, pero antes de finalizar su cocción se saca del horno, se enfría rápidamente y se congela. "Con ello no se produce adición o supresión alguna de ingredientes y no se alteran de ninguna forma sus cualidades organolépticas (sabor, aroma, textura...)", asegura Ortiz.Un mercado que, a pesar de la crisis, continúa creciendo. "Afortunadamente, la coyuntura no nos ha obligado a tomar medidas excepcionales", dice la directora. Aseguran en la empresa que seguirán haciendo "lo de siempre: trabajar, innovar con nuevos productos y atender al cliente". Pero también vaticina que "será necesaria una reorganización del sector".La directora concluye que "en estos momentos sí hemos notado una ligera caída en el consumo de la bollería más tradicional". Por ello la fórmula reside en el lanzamiento de nuevos productos para acercarse a un consumidor cada vez más exigente.Un presente optimista y un futuro halagüeño para la compañía, ya que este tipo de alimentación es relativamente joven y mantiene todavía muy buenas oportunidades para seguir captando mercado.