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Columna
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Un hoja de ruta necesaria

La mejor señal de que la zona euro está próxima a un acuerdo respecto a Grecia es que los líderes han decidido celebrar una cumbre. Con los inversores cuestionando la determinación de Europa para atajar sus problemas, terminar sin conclusiones sería inconcebible. Pero, ¿cómo debe evaluarse el éxito? Eso dependerá de tres cuestiones.

La primera, ¿obtiene Grecia algo de alivio? El objetivo es aportar un paquete que aligere la deuda del país y le proporcione financiación para los próximos tres o cuatro años. Un programa de recompra de bonos podría permitir a Atenas tomar ventaja de su condición de afectado. Esto lo podría hacer el Fondo Financiero para la Estabilidad Europea o el BCE, apoyado por una garantía del Gobierno de la zona euro. Al mismo tiempo, debería rebajarse el interés y el vencimiento de los préstamos concedidos.

En segundo lugar, ¿hay un acuerdo sobra la participación del sector privado? Alemania insiste que los bancos y otros acreedores privados compartan las penas, pero los Gobiernos deben explicar de qué forma. Un gravamen sobre el sector bancario ha ganado terreno en los últimos días. La idea está llena de riesgos, podría ser contraproducente y ni siquiera debería estar en la agenda. Su adopción enviaría una señal ominosa sobre la incapacidad de los Gobiernos para acordar algo más substancial.

En tercer lugar, ¿está a bordo el BCE? Hasta el momento la entidad ha jugado bien sus cartas, obligando a los Gobiernos a intervenir y tomar responsabilidad por el caos griego. Solo estará de acuerdo en cooperar en un nuevo rescate si cree que los Gobiernos atajan otras cuestiones como la recapitalización de los prestamistas débiles. Cualquier indicio de que el BCE se niega a pasar la pelota hará que el plan no despegue.

La cumbre no tiene por qué concluir con un plan detallado. Grecia no tiene problemas de financiación a corto plazo, y algunas cuestiones técnicas pueden resolverse en uno o dos meses. Pero los inversores querrán una señal de que Europa se enfrenta a sus problemas. Cualquier cosa menor a un fuerte consenso en los principales puntos del plan provocaría otro ataque de pánico en los mercados.

Por Pierre Briançon

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