Alarmas que previenen robos y el derroche de luz
Chillida combate la delincuencia y el consumo excesivo de energía
Durante 37 años, el negocio de este grupo valenciano ha sido alertar a bancos y empresas de la presencia de intrusos en sus oficinas y fábricas. Pero si tu tecnología puede evitar pérdidas ocasionales por robos, ¿por qué no aprovecharla para reducir un gasto más recurrente como, por ejemplo, la luz? A mediados de los noventa, Chillida, una compañía de seguridad privada de origen familiar, se hizo esta reflexión y creó una filial dedicada a servicios de ahorro energético. Pronto descubrió que su futuro no estaba en los micrófonos y las cámaras de vigilancia sino en los sensores de temperatura e iluminación.
"El derroche de luz es una maldición bíblica en España. Siendo un país pobre gastamos energía como ricos", dice Antonio Ávila, presidente del grupo. "El problema es la falta de control. Es como el colesterol, solo te asustas cada tres meses cuando vas al médico. Pero si lo controlaras todos los días ajustarías tu vida a tus necesidades. Lo mismo pasa con el consumo de energía, necesitamos saber cuánto nos cuesta al día para no descontrolarnos", explica.
A eso precisamente se dedica Chillida Compendia. La compañía ha trasladado la experiencia en transmisión de datos del negocio de seguridad a sistemas que controlan el consumo de los equipos de aire acondicionado, letreros luminosos y maquinaria. Así, la misma tecnología que utiliza para alertar de robos, la utiliza ahora para que el cliente disponga de información en tiempo real de su gasto energético, de manera que pueda gestionarlo a distancia, evitando por ejemplo, que las luces de un cartel se queden encendidas fuera de horario comercial o que la temperatura de un ambiente sobrepase en verano los 23 grados cuando esa temperatura es más que suficiente para que los empleados estén a gusto.
La compañía estima que implementando estas medidas, una agencia bancaria de 182 metros cuadrados puede reducir su gasto anual de energía un 36%, desde los 8.700 euros hasta los 5.600, con una inversión de 6.400 euros recuperables en dos años. Ávila asegura que en el mismo plazo, una empresa de alimentación consiguió un ahorro de 7,5 millones de euros.
En momentos en que las empresas están abocadas a reducir costes, este tipo de soluciones están ayudando al grupo a compensar la caída del negocio de seguridad. De acuerdo con la patronal del sector Aproser, la demanda de servicios de vigilancia ha caído un 8% en los dos últimos años, mientras que los ingresos habrían bajado en 2010 un 3% desde los 3.500 millones de euros.
Chillida, que en 2008 compró la división de tecnologías de seguridad de Siemens, factura alrededor de 30 millones anuales. "La crisis nos ha afectado como a todos, pero la llevamos bien, nos ha hecho más ágiles, menos burocráticos y nos ha aguzado la imaginación. No paramos de crear nueva tecnología", asegura Ávila. El grupo está desarrollando muchos de sus dispositivos en colaboración con la Universidad de Valencia. "Este año superaremos los 2,5 millones de euros en I+D+i", precisa.
El mérito del grupo es haber sido capaz de diversificar su negocio a pesar de los años que lleva dedicado a la seguridad, con hitos como la introducción en España de la primera furgoneta blindada en 1974 y de la primera central receptora de alarmas en 1979. Ávila cuenta que advirtieron un filón de negocio en la eficiencia energética gracias a la inquietud de un banco al que prestaban servicios de seguridad y que deseaba reducir el consumo de sus letreros exteriores y equipos de aire acondicionado, que se quedaban encendidos toda la noche. "Nos pusimos a investigar y hallamos que el filtro sucio de una máquina de aire gasta un 30% más de electricidad que uno limpio y un 60% si le falta gas al compresor. Pero si reportábamos a distancia esa falta de mantenimiento podíamos conseguir un ahorro del 100%". Por eso, es un convencido de que las mejores ideas se obtienen siempre escuchando al cliente. "æpermil;l te da la pista de qué cosas nuevas se pueden hacer porque lo que hoy vale, mañana no".
La cifra
36% es el ahorro anual en energía que puede conseguir una oficina bancaria con la instalación de dispositivos de control
De la caja fuerte a la electrónica
ORIGEN La historia de Chillida se inició hace más de 100 años cuando el bisabuelo de su actual propietaria (la esposa de Antonio Ávila, presidente del grupo) fabricaba rejas y arcones para el transporte de caudales en diligencias. Siguió con la elaboración de cajas fuertes, hasta que en 1974, el taller de cerrajería se convirtió en una empresa que instalaba sistemas electrónicos de seguridad. ¢Somos la tercera generación¢, destaca Chillida, de 66 años, a quien secundan en la dirección de la compañía sus hijos Vicente (consejero delegado) y Antonio (director de seguridad).ADQUISICIONES Con la compra en 2008 de SBTS, filial de Siemens, Chillida pasó de facturar 10 millones a 50 millones de euros, en tanto que su plantilla aumentó de 80 a 300 personas. ¢Fusionar la mentalidad de una empresa familiar con la de una multinacional no ha sido fácil¢, comenta Ávila. Convencido de que el de los costes es un problema que las pymes deben resolver aumentando de tamaño, el grupo prevé adquirir este año una compañía más, probablemente de ámbito regional.SECTOR Ávila señala que el sector de la protección privada en España está muy atomizado. ¢Somos 1.200 empresas y no hay mercado para tantas¢. En ese sentido, advierte que las empresas que no adapten sus equipos a las normas fijadas en el nuevo reglamento de sistemas de alarmas, que entrará en vigor el 18 de agosto próximo, no tendrán más remedio que ¢salir del carril¢.