La licencia del taxi toca suelo
Basta subir a diez taxis en Madrid para percibir que muchos de sus conductores llevan un máximo de tres o cuatro años al volante. Son los que optaron por la baja incentivada en sus empresas, en los albores de la crisis, y se autoemplearon en el taxi comprando una licencia por más de 230.000 euros. Fue todo una burbuja.
La caída en picado del número de clientes ha desinflado esa cotización hasta valores próximos a los 130.000. Nadie compra -por falta de demanda y de crédito- pero algunos aprecian un punto de inflexión: la nueva regulación madrileña de 16 horas (cada taxi descansa al menos ocho horas diarias) hace que más de uno piense en invertir, con precios en mínimos, para explotar más turnos. El efecto, según cuentan, es que las licencias suben 18.000 euros en lo que va de año.