Por la solvencia
La transposición de la Directiva de Solvencia II de la UE es un tema que está en la boca de todo el sector asegurador. Erigida sobre tres pilares fundamentales (medida de activos, pasivos y capital; proceso de supervisión, y requerimientos de transparencia), contiene algunas indefiniciones en ciertos ámbitos, fuente en muchos casos de desasosiego. El principal es el referido a los requerimientos de capital que impone.
La externalización de algunos procesos -incluyendo desinversiones de líneas de negocio no core- permite la reducción del riesgo operativo y de los costes fijos, transformando en gastos variables aquellos gastos fijos asociados a los procesos, como son los gastos derivados de la gestión de siniestros. Un proveedor externo permite aumentar la eficiencia y centrarse en las actividades principales del negocio. Las nuevas exigencias de Solvencia II definen un nuevo escenario donde las asistencias poseen un claro componente estratégico para las compañías de seguros.
Por un lado, la externalización de la gestión de siniestros posee un impacto financiero positivo al transformar costes fijos en variables, reduciendo los requerimientos de capital exigidos. Es decir, confiar la gestión de siniestros a una compañía externa puede impactar de manera positiva y directa en la cuenta de resultados de las aseguradoras liberando recursos financieros, susceptibles de contribuir a la provisión de fondos necesarios para afrontar los requerimientos de la directiva.
Por otro, confiar la gestión de siniestros a una entidad experta y especializada no solo repercute en una mejor atención a sus asegurados, incrementando su fidelización y por tanto los ingresos recurrentes por la renovación de la cartera y adquisición de más productos por parte de clientes satisfechos, sino que contribuye de manera directa a mejorar sus resultados: gran parte del 51,2% de los siniestros indemnizados podrían haber sido reparados, generando ahorros millonarios si tenemos en cuenta que en 2009 se resolvieron 2,4 millones de siniestros de hogar con indemnizaciones por parte de las compañías. Lo anterior también exige la transformación de las compañías de asistencia, solo aquellas que posean un sólido plan de continuidad de negocio que reduzca el riesgo inherente y, por lo tanto, la prima de riesgo minorarán las provisiones y exigencias de capital requeridas por la directiva. Dadas las circunstancias actuales, y en consideración de la solvencia a futuro, es el momento de actuar. Las compañías protagonistas del futuro son aquellas que entienden los cambios como oportunidades para reforzar y mejorar la eficiencia de la entidad en el mañana.
H Stephen Phillips. Consejero delegado de Reparalia