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Columna
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Las cajas, contra viento y marea

Las cajas están ajustándose a la realidad. Bankia, la mayor de ellas en activos, y Banca Cívica, más pequeña, se preparan para vender hasta la mitad de su capital con descuentos fuertes sobre valor contable. Unas valoraciones más realistas ayudarán a atraer a los inversores nacionales. Pero puede que tengan que ser incluso más flexibles si quieren captar la atención de las instituciones internacionales.

Bankia, una fusión de siete bancos y cajas, se ha valorado a sí misma desde 0,46 hasta 0,51 veces el valor contable. En la parte inferior de ese rango, la valoración está un 30% por debajo de su grupo homólogo que cotiza en Bolsa, que actualmente opera entre 0,6 y 0,7 veces. Cívica está ofreciendo nuevas acciones hasta un 60% por debajo de su valor contable.

El descuento está justificado en este entorno. Es cierto que Bankia ha trasladado sus activos inmobiliarios de más riesgo a BFA, compañía que no formará parte de la OPS y que es dueña de Bankia. Pero la unidad puede que en un futuro tenga que vender más acciones de Bankia para financiar las pérdidas o pagar las deudas. Incluso después de traspasar estos activos, Bankia tiene una de las mayores exposiciones inmobiliarias, que seguirán generando morosidad y ejecuciones a medida que caigan los precios de las casas.

En contrapartida, el banco es lo suficientemente grande y tiene un potencial de reestructuración creíble. Bankia tiene 11,2 millones de clientes a los que puede ofrecer acciones. Mientras La Caixa, que posee la mayor red de sucursales de España, ha acordado vender acciones de Banca Cívica.

Atraer inversores internacionales será más complicado. En función del estado de humor de los mercados, Bankia podría necesitar incluso más flexibilidad en el precio, lo que podría diluir las acciones de sus propietarios actuales por debajo del 50%. Eso podría ser complicado y una píldora difícil de tragar. Pero si la OPS logra dar un empujón a la confianza en Bankia y en el resto del sector -y ayudar a aliviar la presión en las finanzas públicas- el sacrificio habrá valido la pena.

Por Fiona Maharg-Bravo

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