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Tribuna
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Salud y uso de la tecnología inalámbrica

El pasado 31 de mayo, la International Agency for Research on Cancer (IARC), perteneciente a la Organización Mundial de la Salud (OMS), emitió una nota en la que se clasifican los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como "posiblemente carcinógenos para los humanos". Tal clasificación se basa en un incremento de riesgo de glioma, un tipo maligno de cáncer cerebral asociado al uso de teléfonos sin hilos.

La IARC ubica los campos electromagnéticos dentro del Grupo 2B, que engloba a agentes para los cuales hay una "evidencia limitada de carcinogénesis para los humanos y menos que evidencias suficientes de carcinogénesis en animales experimentales".

En la escala de grupos de la IARC, cuyo rango abarca desde 1 (agente carcinógeno para los humanos) hasta 4 (agente probablemente no carcinógeno a los humanos), los campos electromagnéticos se ubican en un estado de "posiblemente carcinógenos" y, por ello, la agencia urge a que se tomen medidas para reducir la exposición a los mismos.

Es un hecho que las tecnologías inalámbricas no solo no van a desaparecer, sino que continuarán expandiéndose a ritmo vertiginoso, apoyadas en ventajas indudables como la ubicuidad y la comodidad para los usuarios. Como ejemplo, en 2015 habrá 80 millones de televisores equipados con wifi direct, estándar que permitirá la interconexión de dispositivos más allá de la conexión a un punto de acceso común o a internet. Por otra parte, nadie pone en duda el futuro éxito del estándar LTE en la provisión de conexiones de banda ancha inalámbricas de cuarta generación.

No obstante, teniendo en cuenta la advertencia de la IARC, se debería adoptar la postura pragmática que esta misma organización propone: "A falta de investigaciones adicionales a largo plazo", procurar la reducción de la exposición a campos electromagnéticos a niveles tan bajos como sea razonablemente alcanzable. Esto supone aplicar el principio de precaución, en un contexto de exposición creciente por parte de la población, incluidos grupos vulnerables, como jóvenes y niños.

La clave para seguir teniendo comunicaciones eficientes, seguras y fiables, reduciendo al mismo tiempo la exposición a campos electromagnéticos son las tecnologías cableadas: coaxial, fibra óptica, par de hilos. Los diferentes desarrollos sobre estas tecnologías demuestran su total idoneidad y sus ventajas respecto a las tecnologías inalámbricas para llevar a cabo la distribución troncal y capilarizar el intercambio de datos de una forma eficiente y segura. Esta distribución troncal se complementaría con comunicaciones inalámbricas de muy corto alcance, que quedarían así limitadas al ámbito personal (habitación), suficiente para aprovechar sus ventajas.

Esto no solo sería coherente con la advertencia de la IARC, sino que además permitiría aumentar la seguridad de las comunicaciones y mitigaría las interferencias mutuas que se producen entre comunicaciones inalámbricas por el hecho de ocupar un medio común sin control de acceso.

Justo Rodal. Ingeniero superior de telecomunicaciones. Director de I+D Televés

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