El nuevo coloso de Repsol en Cartagena
Con una inversión de 3.200 millones, la instalación corregirá el déficit de gasóleos del mercado español.
En el valle de Escombreras, en las costas de Cartagena, miles de operarios rematan en estos días las obras de la flamante refinería de Repsol, la mayor inversión industrial acometida en España, cuya construcción arrancó en 2008. La petrolera ha ganado el pulso a la crisis económica y va a cumplir con los plazos para su puesta en funcionamiento, prevista para el próximo mes de octubre. Pero la crisis, "o las circunstancias del mercado", según palabras del director general de Downstream del grupo, Pedro Fernández Frial, ha permitido también optimizar la inversión, que rondará los 3.200 millones de euros, 300 millones menos de los presupuestados inicialmente. Este ahorro de costes se ha debido, entre otras razones, "al replanteamiento de algunos diseños y la optimización de los plazos", comentó Fernández Frial en un reciente encuentro con medios de comunicación para presentar el proyecto.
La nueva instalación va a reemplazar a la antigua refinería de Cartagena centrada en la producción de fuelóleos y que se había mostrado incapaz de competir. Con ella, Repsol logrará corregir el déficit comercial español en 450 millones de dólares, derivado de la fuerte dieselización de un mercado obligado a importar el 30% de los productos destilados medios que consume (gasoil y queroseno) y, por contra, exporta gasolinas.
"Dejaremos de exportar fuel para dejar de importar gasoil, pues la mayoría de productos se convertirán en España", indicó el ejecutivo de Repsol. El proyecto incluye la construcción de 30 nuevas plantas, entre ellas, una de cogeneración; la modificación de otras ya existentes, así como la construcción de un nuevo oleoducto entre Cartagena y Puertollano.
La compañía podrá aprovechar todas las infraestructuras y servicios auxiliares de la antigua planta, como los tanques de almacenamiento, las instalaciones portuarias, las calderas de vapor o las redes de energía. Esta inversión, junto a la que realiza en la refinería de la filial Petronor, en Bilbao, permitirá a Repsol incrementa en un 47% la capacidad de conversión de productos pesados en ligeros y en un 16% la capacidad de destilación.
Con un "enfoque" de la producción hacia los destilados medios, que aumentará un 25%, la petrolera que preside Antonio Brufau mejorará su margen de refino entre dos y cuatro dólares/barril para una producción de 900.000 barriles diarios previstos para en sus cinco refinerías a finales de este año. Estas son gestionadas "como un todo", según indicó el director de Downstream de la compañía.
En concreto, la de Cartagena elevará su capacidad de destilación de 4,5 millones a 11 millones de toneladas anuales y su producción de 100 a 220.000 barriles/día. La conversión pasa del 0% al 76% y el porcentaje de crudo pesado del 6% al 70%. En el citado encuentro, el director del área de refino de Repsol y presidente de Petronor, Josu Jon Imaz, trató de la eficiencia energética que se obtiene: "la producción se duplica mientras el CO2 emitido por cada barril procesado se reduce a la mitad".
Grandes magnitudes
En el macroproyecto de Cartagena todo son grandes magnitudes. En la construcción han llegado a participar 20.000 personas, con puntas diarias de más de 7.700 y una media de 3.000 en los tres años que han durado las obras. En ellas han participado todas las grandes ingenierías del país. La plantilla final para la explotación de la refinería será de casi 1.600 empleados, entre puestos de trabajo propios y de empresas contratistas.
Como ejemplos ilustrativos, en Repsol subrayan que se han usado 20.000 toneladas de acero (o tres torres Eiffel), 1.100 kilómetros de tuberías y 4.500 kilómetros de cables.
Las cifras
3.000 personas han trabajado como media en los tres años que ha durado la construcción, en la que han participado 20.000.220.000 barriles al día producirá de media la planta: 11 millones de toneladas al año, frente a los 4,5 millones que producía la antigua refinería.