_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

No es tan justo compartir acciones

El plan británico de regalar acciones bancarias es complejo y peligroso. Nick Clegg ha respaldado la propuesta de distribuir las participaciones del Estado en los bancos a los ciudadanos. La idea del viceprimer ministro británico tiene un atractivo superficial, pero múltiples imperfecciones.

Como resultado de los rescates de 2008, el Estado británico posee grandes participaciones en Lloyds Banking Group y Royal Bank of Scotland (RBS). Una venta rápida ayudaría a rellenar el agujero del déficit presupuestario. Pero el Estado está actualmente sentado sobre una pérdida de papel de alrededor de 19.000 millones de libras, por lo menos dada la expectativa de una gran venta masiva pesando sobre las acciones.

Los banqueros de Portman Capital se han inventado una posible solución -distribuir las acciones en los bancos a todos los contribuyentes-. Las personas serían libres de mantener sus participaciones o venderlas con una advertencia: cuando las vendan, tendrán que pagar al Gobierno el precio promedio de la inversión. Una idea ingeniosa pero con muchos fallos. El plan requeriría que el Gobierno tuviese que construir una base de datos con los datos financieros y fiscales de cada ciudadano. Incluso aunque se pudiera hacer a un coste razonable, sería una pesadilla para la seguridad. Y Lloyds y RBS tendrían que soportar el gasto de comunicación con decenas de millones de pequeños accionistas.

También son cuestionables las afirmaciones de que el plan promovería la inversión privada. Solo el 20% de la población británica invierte directamente en acciones. Por otro lado, el regalo también conlleva riesgos políticos. Si las acciones no se recuperaran rápidamente disminuiría el entusiasmo del público.

El enfoque en las acciones de los bancos no aborda el tema principal del sistema bancario con el apoyo público. La transferencia real del valor desde los contribuyentes se encuentra en la promesa implícita de que los prestamistas en problemas siempre serán rescatados. La venta de las acciones del Gobierno en Lloyds y RBS es un reto en sí mismo. No debería confundirse con la política social -o con el diseño de un sistema financiero sano-.

Peter Thall Larsen

Archivado En

_
_