El interés académico ruso
PhosAgro, el mayor productor de fertilizantes de fosfato de Rusia, planea sacar a Bolsa entre el 10% y el 15% de sus acciones en Londres en julio. No hay duda de que su propuesta de negocio es atractiva, pero su turbia historia y sus relaciones políticas deberían dar a los inversores una pausa para reflexionar.
La compañía ha revelado quienes son sus propietarios. Andrei Guryev, senador de Múrmansk, posee el 81% de las acciones -a través de una intrincada red de empresas afincadas en Chipre-. Pero lo realmente chocante es que un 10% pertenece a Vladimir Litvinenko, rector del Instituto Minero de San Petersburgo. Se considera que Litvinenko es una persona cercana al primer ministro Vladimir Putin, a quien dirigió su tesis doctoral.
Podría tranquilizar a los inversores saber que PhosAgro tiene un accionista tan bien relacionado. Pero debería tener cuidado con la política imprevisible de Rusia. De hecho, la propia historia de la empresa muestra lo extraña que esta puede llegar a ser. Gurvey era antes un socio de Mijail Jodorkovsky, el magnate del petróleo ahora en prisión, cuyas propiedades químicas sirvieron de base para PhosAgro.
Puede ser que el peso de Litvinenko sea exagerado. A pesar de su presión, PhosAgro ha jugado un papel secundario frente a Uralkali, otro productor de fertilizantes ruso en la consolidación en curso de la industria. Pero incluso aunque Litvinenko sea tan influyente como algunos piensan, tampoco es algo tranquilizador. El año pasado presionó al Gobierno para apoyar una oferta de la empresa por el gigante canadiense Potash Corp denominándolo un "serio instrumento geopolítico". Un discutible plan de negocio.
Así que la relación entre Litvinenko y Putin no es irrelevante para los inversores. Al menos, debería pedirse una explicación completa sobre como es, incluyendo como Litvinenko una participación tan importante.
Por Jason Bush