_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El abrazo entre China y Rusia

Una serie de acuerdos con los antiguos Estados soviéticos destaca el uso del creciente músculo financiero de China para explotar los activos naturales en la región. Rusia, centro neurálgico de la zona, debería ser el mayor beneficiado de la sed china por los recursos. Con todo, parece incapaz de aprovechar los beneficios esperados.

Se suponía que la visita a Rusia del presidente chino Hu Jintao la semana pasada serviría para estrechar lazos entre los dos países. Pero al final, la cumbre acabó en fracaso en lo que se refiere a la conclusión del acuerdo de gas con un valor potencial de un billón de dólares en 30 años.

El acuerdo se ha retrasado durante años por desavenencias en el precio. La terca insistencia rusa sobre los precios europeos refleja su creencia de que el mercado global del gas se recuperará. Pero a largo plazo, China parece que juega con mejores cartas. Vendedores tradicionales como Gazprom se enfrentan a una competencia creciente, forzando una rebaja en los precios.

Así las cosas, la pérdida de tiempo de Rusia se traduce en riesgo de perder la batalla por el mercado energético chino. La falta de infraestructuras significa que el gas ruso no llegará, como más temprano, hasta 2015. Mientras, China busca oferentes alternativos, en particular en Asia central.

A pesar de la retórica, ni Rusia ni China parecen especialmente entusiasmados en llegar a un acuerdo económico, lo que es comprensible dada su rivalidad en el pasado y los permanentes conflictos de interés. Pero son los rusos quienes en última instancia se enfrentan con un dilema más preocupante. La creciente influencia de China y su cada vez mayor ventaja sobre los vecinos de Rusia es una muestra de que está ganando la partida.

Por Jason Bush

Archivado En

_
_