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Columna
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Prada consigue bordar el mercado

Incluso una semana desastrosa en los mercados es incapaz de arrugar a Prada. La oferta pública de venta (OPV) del grupo de moda italiano en Hong Kong cotizó en la parte inferior del rango determinado del pasado viernes. Sin embargo, la empresa puede presumir de una generosa valoración de 13.000 millones de dólares, tras captar 2.100 millones. Obtener semejante OPV, dada la caída del 8% del mercado de Hong Kong este mes, es un triunfo. Afortunadamente, otros inversores se lo tomarán como lo que es: un golpe de suerte.

Al precio final, Prada comenzará a operar en poco más de 22 veces sus beneficios esperados para 2011. Eso puede suponer casi un 20% menos de lo pretendido, pero aun así es bastante. El conglomerado de lujo Moët Henessy Louis Vuitton opera a 19 veces. Bulgari y Hermès pueden disfrutar de ratios de casi el doble que Prada, pero ambas son objetivos de ofertas a largo plazo con más caché. Así que no hay señales que indiquen que Prada ha fijado el precio con un descuento razonable al valor justo.

Incluso en lo más bajo de su impactante rango de precios, la emisión fue estrecha. Los pequeños inversores no quisieron meter la nariz por miedo a ser obligados a tener que pagar impuestos por las ganancias de capital en Italia. Así que una parte de la oferta comercial quedó al descubierto. Y la oferta institucional está cubierta varias veces sobre el precio de emisión, pero eso no es garantía de un comienzo boyante cuando la operación formal se inicia el 24 de junio. Los inversores de Hong Kong tienen la costumbre de pedir más acciones de lo que realmente quieren -y algunas veces rechazan parte de lo que comprometieron-.

Miuccia Prada y Patricio Bertelli, los fundadores, deberían estar contentos de que su quinto intento de OPV haya ido bien. Mantienen su inversión, así que el precio no suponía una cuestión crítica para ellos a pesar de la modesta dilución fruto del nuevo dinero. Lamentablemente su ganancia es la pérdida de Hong Kong. Mientras el mercado puede que esté programado para un paréntesis, continúa la costumbre de los emisores de apuntar demasiado alto evitando un razonable descuento.

John Foley

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