La banca europea paga la factura helena
El rojo se ha instalado entre la banca. La falta de un acuerdo sobre el segundo rescate a Grecia, el recorte de la calificación a los tres principales bancos franceses y el discurso que pronunciará esta noche el ministro de Finanzas británico, George Osborne, parecen ser motivos suficientes para que los accionistas se decanten por las ventas.
Grecia sigue centrando la atención de los mercados. La reunión extraordinaria celebrada ayer en Bruselas por los ministros de Economía de los Veintisiete países miembros no consiguió llegar a buen puerto. Las condiciones exigidas por Berlín para la aprobación del segundo rescate heleno siguen enfrentando al gobierno de Merkel con el BCE. Pese a que la mayoría del Eurogrupo está a favor de la iniciativa del regulador bancario, que considera que los acreedores privados pueden participar de manera voluntaria en la asunción de parte de las pérdidas, Alemania opina que su aportación tendría que ser obligatoria.
Para conocer la solución definitiva hay que esperar a la próxima semana cuando vuelvan a reunirse lo ministros o a la cumbre que celebrarán el próximo 23 y 24. No obstante, este viernes Angela Merkel y Nicolas Sarkozy tienen prevista una cita en la que podrían apuntarse algunas ideas.
Otra de las grandes noticias del día que inciden de manera de directa en el comportamiento bancario nos lleva hasta Gran Bretaña. Allí, el titular de Economía, George Osborne, pronunciará un discurso una vez cerrados los mercados en donde explicará que su Gobierno obligará a los bancos a crear una barrera entre las entidades de inversión y las comerciales. Sin embargo, las medidas que deben adoptar no se conocerán hasta la publicación del informe final de la Comisión Independiente sobre Banca el próximo 12 de septiembre.
Una de las intenciones del ejecutivo es obligar a los bancos a proteger las operaciones minoristas de los riesgos que emanen de la banca de inversión. Todo ello irá encaminado a la creación de una reforma del sistema bancario basada en la separación de la banca comercial y de la de inversión para evitar que se repita una crisis financiera como la vivida.
Todo apunta a que Osborne tendrá en cuenta las recomendaciones de la Comisión, dirigida por el economista John Vickers, antes de tomar una decisión sobre cómo los bancos han de separar los depósitos de los ahorradores y los créditos a la pequeña y mediana empresa del resto de actividades.
Asimismo, se espera que el ministro británico exija a los bancos elevar sus reservas por encima del mínimo internacional del 7%. De hecho, fuentes del Tesoro coinciden en señalar que el porcentaje requerido será del 10%, de acuerdo a lo recomendado por la Comisión el pasado abril.
Por si esto fuera poco hoy Moody's ha puesto en vigilancia a Société Générale, Crédit Agricole y BNP Paribas, los tres principales bancos franceses, por su exposición a la deuda helena. Los focos de atención se centrarán en la deuda a largo plazo y en los depósitos, según señaló la agencia en un comunicado.
Con este panorama la banca europea no encuentra razones para subir. En España los principales valores del sector ceden más de un 1,5%, camino que siguen las entidades francesas, con BNP Paribas a la cabeza (-1,9%), y la inglesa que permanece expectante a las declaraciones de Osborne. Barclays lidera las pérdidas (-1,61%), seguido de cerca por Royal Bank of Scotland (-1,54%) y Lloyds (-1,13%).