Independencia a la turca
El AKP de Tayyp Erdogan logró una gran victoria en las elecciones del pasado 12 de junio, pero necesitará comprometerse con el cambio constitucional. Este es el mejor resultado posible para Turquía. El éxito de fomentar su propio mercado y las políticas orientadas a nivel regional podrían mostrar que no tiene que encerrarse en una UE políticamente distante e insensible.
Desde que llegó al poder en 2003, Erdogan ha peleado duro por aplicar políticas domésticas y exteriores independientes de la tradición turca. En el escenario mundial, él mismo se ha distanciado de la tradicional alianza entre Turquía y EE UU, y jugado un papel más activo en Oriente Medio. En su país, ha cambiado muchas de las tradiciones seculares turcas. Y desde una perspectiva económica, ha dado énfasis a los nexos comerciales regionales y aplicado políticas de libre mercado recompensadas con un rápido crecimiento y una disminución de la dependencia turca del sistema financiero internacional. El rechazo de su ministro de Economía a principios de mes a las críticas del FMI sugieren que en este campo también desearía estar libre de influencias.
Por otro lado, la solicitud turca de incorporarse a la UE parece cada vez más irrelevante. El éxito de Erdogan ha mostrado que el país puede crecer sin Europa. Así que es difícil ver por qué Erdogan, que ha llevado una política ferozmente independiente mientras que abría su país a la globalización, podría aceptar someterse a las reglas y dictados de la UE.
Su persistencia en la búsqueda de una adhesión parece basarse en principios más que en los propios intereses turcos. Turquía y Europa Occidental deberían ser siempre amigos y buenos socios comerciales. Más podría causar problemas a ambas partes.
M. Hutchinson