El candidato emergente
Agustín Carstens podría ser el jefe adecuado para el Fondo Monetario Internacional. Tiene formación intelectual, un buen historial y, a diferencia de Christine Lagarde, la ministra francesa de Finanzas, no está implicado en las tribulaciones de la UE. Carstens es el desvalido, pero los contribuyentes globales deberían respaldarle.
El FMI fue demasiado blando con Dominique Strauss-Kahn, el director gerente anterior. Su compromiso de 42.000 millones de dólares a Grecia es solo el mayor de varios préstamos a países que están luchando por acometer serias reformas del sector público. Estos compromisos con Gobiernos que no pueden cumplir, apoya la quiebra a corto plazo. A largo plazo, puede ser perjudicial para otros prestamistas porque las deudas con el FMI tienen prioridad, dejando menos para los demás.
Aunque Lagarde viene de una tradición promercado, en sus cuatro años como ministra de Finanzas de Francia ha fracasado en el control del déficit presupuestario, el 5,9% del PIB en 2011 según The Economist, mientras que el ratio de deuda sobre PIB fue del 84,2% en 2010. También ha estado estrechamente vinculada al rescate de Grecia, Irlanda y Portugal y se enfrentaría a conflictos de intereses si continúan más rescates.
El registro de Carstens en México es más disciplinado. El déficit presupuestario esperado en 2011 es solo del 1,6% del PIB , mientras Carstens ha mantenido el tipo de interés overnight del banco central en el 4,5%, por encima de la inflación. Aparte de haber trabajado en el Ministerio de Finanzas de México y en el FMI por un tiempo, también tiene formación económica. Lagarde parece tener más apoyos concretos, pero Carstens está tratando de asegurarse el respaldo no solo de los Gobiernos de los mercados emergentes que podrían preferir a un no europeo a la cabeza del FMI pero también de otras naciones como Canadá, que visitó el martes.
Martin Hutchinson