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Columna
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El fin de una era para el bono americano

Los inversores andan a la búsqueda de refugio, lo que está empujando los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE UU a diez años por debajo del 3%. Esto es, las obligaciones parecen ahora más caras mientras que las acciones son lo suficientemente baratas para compensar los riesgos asociados. Y es aquí donde reside una oportunidad para los que disponen de horizontes temporales a medio plazo.

El flujo de dinero evaluado por un sondeo de Reuters y publicado el pasado martes muestra que los inversores están preocupados por los valores de renta variable. Las asignaciones a las acciones al 50,7% en mayo cayeron por quinto mes consecutivo, mientras que la exposición a los bonos los arrastraron hasta el 35,5%.

Es cierto que el riesgo de debilitamiento de la economía estadounidense es serio. Las perspectivas económicas de EE UU arrojan sombras sobre el mundo, así que es comprensible que los temerosos inversores respondan buscando seguridad ¿Pero es segura una recesión? En el peor de los casos, la recuperación estadounidense podrá posponerse, pero no anularse.

De cualquier manera, los inversores en renta variable podrían salir ganando mientras tanto. Si se reanuda el crecimiento, las empresas recogerán los frutos. Aunque la economía estadounidense enfermase de verdad, la Reserva Federal podría dar el visto bueno a más impresión de billetes, lo que ayudaría a las acciones. Y también plantearía grandes cuestiones sobre el valor de los bonos del Gobierno.

Las valoraciones presentan uno de los argumentos más contundentes a favor de la renta variable. Mientras los bonos del Tesoro americano ofrecen a los inversores menos del 3%, las ganancias de las acciones mundiales alcanzan el 8%. El diferencial de cinco puntos porcentuales no es el más amplio del histórico, pero es muy superior a la media. Y las ganancias corporativas también crecen a un saludable 15%.

El pesimismo y la desconfianza en los valores de renta variable han dominado las decisiones de asignación global de activos desde hace tiempo. Pero asumiendo que finalmente pueda volver el optimismo, los inversores que compran a los mejores precios tendrán los mejores rendimientos. Y las acciones se ven baratas.

Robert Cole

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