Actividad y empleo coyunturales
El mes de mayo ha confirmado el comportamiento cíclico anual del empleo en España: recuperación entre abril y agosto por el avance de las actividades coyunturales ligadas a los servicios turísticos, los mismos que destruyen ocupación en los meses de otoño e invierno. Pero más allá de una ligera mejora del empleo en mayo -cuestionable si analizamos los datos desestacionalizados, que revelan que el paro ha aumentado en 38.000 personas y la afiliación a la Seguridad Social ha descendido en algo más de 10.000-, todavía existe una perniciosa tendencia destructiva del empleo, con un ajuste de un 1% en tasa interanual, que demuestra que la contracción cíclica no ha terminado.
Además, el empleo nuevo tiene dosis crecientes de precariedad, con un uso combinado cada vez más intenso de la contratación temporal y también a tiempo parcial. Las expectativas de las empresas siguen atenazadas aún por un horizonte no despejado para los negocios y eso se traduce en una pérdida de calidad en el empleo generado. Ni siquiera los cambios normativos para reducir la temporalidad e incrementar la contratación fija han servido, puesto que la reacción del empleador va por otro camino. Por tanto, amén de cambios normativos adicionales que faciliten los contratos, es la confianza la variable clave a restituir los negocios y el empleo.