Los accionistas de Ricegrowers impiden la entrada de Ebro en Australia
Ebro Foods no va a poner, al menos por el momento, un pie en Australia. Los accionistas de Ricegrowers (que opera bajo la marca SunRice) no han respaldado suficientemente la oferta de Ebro, valorada en más de 600 millones de dólares australianos (casi 450 millones de euros).
"El nivel mínimo del 75% del apoyo que se requiere bajo la Ley de Empresas no fue alcanzado entre los accionistas de clase A cultivadores, aseguraba ayer SunRice en un comunicado.
En concreto, la oferta fue aprobada por el 67% de accionistas de clase A y un 76% de accionistas de clase B, a pesar de que la dirección de la empresa australiana respaldaba la compra, que también contaba con el visto bueno de un informe independiente de Lonergan Edwards.
La Bolsa respondió a la negativa recortando el valor de las acciones de Ebro en un 1,82%, para cerrar en 16,16 euros.
La empresa presidida por Antonio Hernández Callejas no cree que esta negativa sea un traspié, a pesar de que el éxito de la operación se daba por hecho. Ebro tiene puesto su punto de mira en Asia, donde tiene intención de crecer vía adquisiciones. Por ello, la compra de SunRice era un paso estratégico.
Ante esta situación, la compañía estudia nuevos movimientos. "No ha podido ser, pero tenemos muy claro que vamos a seguir adelante con nuestro plan estratégico", explican fuentes de Ebro. En concreto, el grupo tiene fondos para adquisiciones equivalentes a tres veces su resultado bruto de explotación (Ebitda), es decir, alrededor de 800 millones de euros.
Aunque la empresa no quiere hablar de plazos, lo cierto es que tratará de resarcirse de la negativa de SunRice más pronto que tarde.
Operación compleja
"La operación era compleja desde el inicio, pues alcanzar la mayoría era complicado", aseguró ayer Hernández Callejas, quien subrayó que "en un futuro, si cambia su compleja estructura societaria, podremos encontrar nuevas vías de colaboración con Ricegrowers".