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Incumple los compromisos dados al salir a Bolsa

Pocoyó se queda sin amigos

El 15 de julio de 2009 Zinkia se convertía en la primera empresa en cotizar en el MAB. Apenas dos años después sus títulos se deprecian en Bolsa y los auditores le reprenden por incumplir con las optimistas previsiones que lanzaron antes de debutar en el mercado bursátil.

José María Castillejo, presidente de Zinkia,  junto a Pocoyó el día de su estreno en el MAB
José María Castillejo, presidente de Zinkia, junto a Pocoyó el día de su estreno en el MAB

Un muñeco azul que jugaba con un elefante rosa y un pato amarillo. Este era el principal activo con el que José María Castillejo se presentó hace dos años en la Bolsa de Madrid. El máximo accionista y presidente de la productora Zinkia tenía toda su confianza depositada en su original dibujo animado. Las optimistas previsiones presentadas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) eran el ejemplo más claro.

En 2009 la compañía iba a facturar 6,1 millones de euros, cifra que se incrementaría hasta los 10,27 millones el próximo ejercicio. Todo ello para conseguir cerrar 2010 con un beneficio superior al millón de euros y triplicarlo en los siguientes cuatro años. Sin embargo, la realidad ha truncado estos planes. Los números verdes han tornado en rojo intenso, registrando en 2010 unas pérdidas de 2,29 millones de euros. Ante este escenario, Zinkia no ha tenido más remedio que recortar con dureza sus iniciales previsiones, rebajando en casi un 50% sus ingresos esperados. Un hecho que le ha valido la 'reprimenda' de sus propios auditores que en su último informe han incluido un párrafo de énfasis en el que se recuerda este incumplimiento.

A pesar de este cambio de planes, Castillejo sigue mostrándose extremadamente optimista. El empresario achaca al "incumplimiento de sus socios internacionales y al "retraso, que no pérdida, de algunos contratos importantes" la no consecución de los compromisos adquiridos. "Este es un proyecto a largo plazo y los inversores deben de tener paciencia. De hecho, me atrevo a decir que el mercado está infravalorando nuestra acción. Su precio real debería de ser el triple de lo que fija la cotización actual", declara rotundamente.

La opinión del empresario no parece encontrar mucho apoyo. De hecho, hasta Banesto Bolsa, colocador, proveedor de liquidez y único analista que sigue al valor, establece un precio objetivo inferior a los 1,83 euros en los que cotizan actualmente los títulos de la productora. Así, la banda indicativa de entre 2,65 y 4,09 euros que recomendaba la entidad para la salida a Bolsa ha dejado lugar a una valoración de 1,68 euros por título.

Este escepticismo es compartido por los inversores desde hace tiempo. A comienzos de 2010, la acción comenzó una caída que le hizo devaluarse un 58% en todo el ejercicio. Tras esta debacle, Zinkia inauguró 2011 cotizando por debajo del euro. La situación duró poco. A mediados de febrero, Pocoyó inició un sorprendente rally que le permitió recuperar la práctica totalidad del terreno perdido, aumentando un 106% en 11 sesiones. El optimismo del presidente de la compañía salió a relucir. "El valor estaba muy por debajo de lo que debería. El mercado se ha dado cuenta", afirmaba.

Un mes después, un hecho relevante depositado en la CNMV ayudaba a explicar este movimiento. El día en que el valor empezó a subir, la productora había iniciado la compra de acciones propias por un importe de 300.000 euros. Un montante ínfimo en valores como los del Ibex, pero que en un mercado de escaso volumen como el MAB puede inflar rápidamente la cotización de un valor. Castillejo rechaza esta posibilidad: "como mucho el importe adquirido podría llegar a alcanzar el 35% del total operado"

Las dificultades detalladas no son las únicas a las que se enfrenta la productora. Para cumplir las nuevas previsiones comunicadas al regulador, "Zinkia necesita cubrir financiación por algo más de cinco millones de euros. Desde la compañía, reconocen que "actualmente el grifo del crédito está cerrado por lo que se ha de recurrir a otras opciones". La alternativa preferida, y al parecer única, es emitir bonos.

En Octubre 2010, la empresa llevó a cabo una emisión de títulos con vencimiento a tres años y con un interés del 9,75% pagadero anualmente. El importe a colocar ascendía a 11 millones de euros, de los cuales únicamente se consiguieron vender 2,24 millones. De los 8,5 millones pendientes es de donde se quiere sacar la financiación necesaria.

Mientras tanto, Castillejo sigue exhibiendo la misma confianza que aquel lejano 15 de julio en que los colores de sus dibujos inundaban el gris mundo bursátil. Entonces, el empresario confiaba en recuperar el porcentaje de acciones propias que tenía pignoradas como garantía de diversos créditos concedidos a su compañía. Dos años después, lejos de liberarse de ella, la carga ha aumentado. Un hecho que el presidente de Zinkia considera que "debería de reforzar a la compañía, ya que demuestra que su máximo dirigente cree en ella". El problema es que nadie más lo hace.

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