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Columna
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Un marco incierto para Zapatero

El PSOE sufrió una derrota aplastante en las elecciones locales, con el PP tomando el control de la mayor parte de las comunidades autónomas. No está claro si el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, será capaz de aferrarse al poder hasta las elecciones generales el próximo marzo. De cualquier manera, es posible que las reformas emprendidas en España vayan a quedarse en espera en los próximos meses.

Se presentan varios escenarios. En el primero de ellos Zapatero se queda y mantiene el curso de las reformas, como se ha comprometido hacerlo. Pero la derrota ha minado su autoridad política. Eso hará difícil llevar a cabo decisiones duras si se necesitan más recortes para llegar al objetivo del 6% del déficit. Mientras, parece que su partido se verá inmerso en una batalla interna para nombrar a un sucesor. Quizás mantengan la esperanza de que la economía mejore en los próximos meses dándoles algo positivo que vender en las próximas elecciones.

Sin embargo, pocos creen con certeza que Zapatero aguante. Los propios socialistas podrían decidir que han perdido las elecciones, y que sería mejor dejar al PP hacerse cargo del trabajo sucio de reformas. Otro motivo podría ser que se desencadenara una crisis debido a las crecientes tensiones en los mercados sobre los problemas de la deuda de la zona euro. En cualquier caso, el PP no tiene suficientes votos en el Congreso para forzar unas elecciones anticipadas. Y no puede contar con el apoyo ciego de los partidos nacionalistas, los cuales podrían perder su poder de negociación si el PP gana una mayoría absoluta.

En todo caso, lo que está claro es que Zapatero ahora carece de un claro mandato político para gobernar con mano firme. Posiblemente, sería mejor adelantar su fin político. Los analistas creen que las elecciones anticipadas podrían celebrarse como muy pronto en octubre. Pero la incertidumbre no acabaría necesariamente ahí. El PP se ha mantenido callado sobre lo que hará en el poder. Y esto puede adaptarse a sus propósitos electorales. Pero continuar con el misterio acerca de sus ideas concretas no ayudará a España en los mercados.

Fiona Maharg-Bravo

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