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El BCE tenía registradas en marzo 8.167 entidades de crédito

La crisis financiera engulle 758 bancos de la UE en cuatro años

El Banco Central Europeo (BCE) tenía registrados a marzo 8.167 bancos, cajas, cooperativas y financieras en la UE. Son 758 entidades menos que hace cuatro años. Esta es la factura del proceso de fusiones, absorciones y alguna que otra liquidación desatado a raíz de la crisis financiera.

Comenzó como un chispeo y se convirtió en una lluvia torrencial. A principios de 2007, las titulizaciones de hipotecas subprime de EE UU eclosionaron una tras otra fruto de los impagos. El verano de ese año dos fondos de Bear Stearns se declararon en quiebra. Aquel fue apenas el preludio de la peor crisis financiera mundial desde la Gran Depresión. La magnitud del problema se haría plenamente evidente con la quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008. Los problemas de liquidez mutaron en una crisis de solvencia en toda regla y comenzaron las inyecciones masivas de capital público en las entidades de Occidente. El baile de fusiones estaba servido.

Aunque aún planean sobre Europa las dudas sobre la deuda soberana, un nuevo mapa financiero parece vislumbrarse y los números son elocuentes. A principios de 2007, el Banco Central Europeo (BCE) tenía registrados 8.925 bancos, cajas, cooperativas y financieras en la UE. A marzo de 2011 quedaban 8.167. El censo de entidades de crédito activas ha registrado una bajada neta de 758 firmas.

El descenso se ha debido a fusiones, absorciones y liquidaciones. Las primeras han sido de todo tipo. En el caso español, la concentración se ha desarrollado principalmente entre entidades medianas. Caja Madrid, con la creación de Bankia, ha sido el único gran grupo financiero que de momento participa en una integración de relevancia. Pero en otros países el proceso ha implicado precisamente a entidades de referencia. Es el caso de Reino Unido, que fusionó Lloyds y HBOS.

Otro fenómeno paralelo han sido los movimientos predadores por parte de entidades sanas. Santander y BNP Paribas, por ejemplo, han aprovechado las turbulencias para absorber bancos y ganar peso en varios mercados de Europa.

"El tamaño medio de los grupos se ha incrementado como resultado de las fusiones bancarias. Este proceso ha resultado más evidente en aquellos mercados donde había una menor concentración", explica Francisco Uría, socio responsable del sector financiero de KPMG en España.

El BCE carece de datos sobre el balance medio de las entidades de crédito en la región. Pero la situación doméstica es elocuente. El Banco de España ha hecho público que, a raíz de los procesos de integración, una caja media ha pasado de tener 26.000 a 71.000 millones de euros en activos. Es decir, casi ha triplicado su magnitud.

A escala europea la crisis financiera no se ha cebado en ningún tipo de figura jurídica concreta. Aquí las fusiones ha implicado principalmente a las cajas de ahorros. Por eso, bajo este prisma, la situación nacional es una excepción más que la norma.

Financiación mayorista

La cuestión clave para favorecer las fusiones en Europa ha sido la dependencia de la financiación mayorista. A menor peso de la base de depósitos minoristas, mayor probabilidad de participar en algún tipo de integración.

Francia y Alemania son países proclives al ahorro y donde las entidades captan buena parte de sus fondos con depósitos minoristas. Pero sin embargo muestran descensos acusados del censo de entidades. En cuatro años pierden 153 y 109, respectivamente. En estos casos la bajada está más vinculada a la atomización del sistema bancario. En contraste con el mundo anglosajón, cajas y cooperativas tienen un peso notable en Centroeuropa. Estas entidades acceden a los mercados internacionales a través de holdings, a veces cotizados, que ejercen de cabecera. Sirvan de ejemplo nombres como los franceses Crédit Agricole y Crédit Mutuel, el alemán DZ Bank, el holandés Rabobank o el austriaco Raiffeisen.

En España, se ha producido una concentración similar entre las cajas rurales. Aunque de forma casi desapercibida, en los últimos dos años han nacido grupos de banca cooperativa de alcance regional en Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Aragón. Estas fusiones no buscan dar respuesta a vicisitudes de solvencia o liquidez, sino de eficiencia.

El Estado, accionista de los bancos

Otro fenómeno característico de esta crisis financiera ha sido la entrada del Estado en el capital de varias entidades financieras. En Irlanda el Tesoro ha tomado el control tanto de Bank of Ireland (BOI) así como de la entidad nacida de la fusión de Allied Irish Banks (AIB) y Educational Building Society (EBS). En Reino Unido ha ocurrido lo mismo con Lloyds Banking Group y Royal Bank of Scotland (RBS). A su vez, Holanda ha tomado participaciones de peso en ING y Alemania en Commerzbank.

Varias de estas entidades han comenzado a repagar las ayudas. En España el reloj ha avanzado más lentamente y es ahora, precisamente, cuando el Estado se dispone a entrar en el capital de grupos en apuros a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Para ello se ha forzado la conversión de las cajas en bancos. Este proceso fue abordado por países como Italia, Bélgica o Reino Unido mucho antes de que llegara la crisis financiera.

Vías para solucionar quiebras transfronterizas

La crisis financiera no solo ha dado lugar a fusiones. También se ha producido algún que otro desmembramiento. El caso más llamativo fue el de Fortis. Atragantada por la compra de ABN Amro, la entidad tuvo que ser diseccionada y rescatada por los Gobiernos de Bélgica, Holanda y Luxemburgo.Los daños de la crisis financiera mundial fueron apuntalados con soluciones nacionales. Por eso en Bruselas y Fráncfort se ha puesto énfasis en crear una arquitectura de supervisión coordinada en la región. El BCE señalaba el pasado septiembre que el objetivo es "reformar el marco institucional para lograr una estabilidad financiera y materializar una aproximación macroprudencial a la supervisión, al tiempo que mejora la regulación financiera de los bancos". Para ello se han creado tres autoridades europeas (banca, seguros y mercados) y un supervisor macroprudencial. Por otra parte, la directiva de requisitos de capital se ha puesto en revisión para fortalecer el control de grupos transfronterizos.

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