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Ejemplos para Badalona

Badalona, según algunos analistas políticos, se ha convertido en un laboratorio sobre el uso de la inmigración como instrumento electoral. Y el resultado del 22-M, con una victoria sin precedentes del PP en unas elecciones municipales en esa localidad, hace probable que el experimento se repita en otros lugares de la geografía española en próximas convocatorias. Una tentación contra la que alerta un reciente informe del Consejo de Europa, elaborado, entre otras personalidades, por Joschka Fischer, Danuta Hübner o Javier Solana.

"Una vez que ciertas políticas ganan carta de naturaleza, el electorado tiende a confiar su aplicación a quienes las defienden con convicción", advierte a los grandes partidos políticos europeos el informe sobre cómo conjugar diversidad y libertad en la Europa del siglo XXI, elaborado por un grupo de sabios y sabias por encargo del Consejo de Europa. La experiencia reciente de países como Holanda, Austria o Dinamarca corrobora que, una vez legitimada la retórica anti-inmigrante por los partidos de centro, el electorado se desplaza hacia opciones más radicales.

El Grupo pide coraje a la clase política para no entrar en ese terreno y para enfrentarse al populismo xenófobo. Aunque lamenta que la mayoría de los dirigentes políticos actuales "parecen creer que su única esperanza de conservar el cargo es seguir la tendencia de la opinión pública en lugar de ponerse a la cabeza".

El grupo analiza las causas de ese fenómeno, así como la facilidad con que se propagan los estereotipos xenófobos y su carácter epidémico a lo Brecht: se empieza discriminando a un grupo étnico, después a uno religioso y por último a los propios nacionales cuyo aspecto, fe o costumbres no coinciden con los de la mayoría.

Las recomendaciones para atajar el virus se dirigen a diferentes colectivos, incluidos los medios de comunicaciones, a los que, por cierto, se acusa en el informe de convertirse "formal o informalmente, en aliados de los partidos xenófobos o conservadores que instrumentalizan esos temores para ganar votos".

Fischer y compañía abogan por una Europa en la que cada individuo elija su identidad, unívoca o plural, con mantilla o barretina, como dice Serrat, o como ocurre en EE UU con los afro-americanos o los ítalo-americanos.

La convivencia, según el Grupo, debe basarse sobre el hecho de que la ley es inviolable para todos los ciudadanos y de que nadie puede librarse de su cumplimiento invocando razones culturales o religiosas. Y mencionan interesantes experiencias en ciudades como Neuchatel (Suiza), Reggio-Emilia (Italia) o Tilburg (Holanda) que parecen demostrar que la fuerte presión migratoria no es ingestionable.

El informe fue presentado por Solana en Estambul hace dos semanas y hoy hará lo propio en Berlín el ex-ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer. Se trata de una respuesta, en forma de 59 propuestas, a lo que el grupo y el Consejo de Europa percibe como un alarmante incremento de la intolerancia en el Viejo Continente.

En el caso de Badalona, los resultados del 22-M también revelan, probablemente, un brutal desgaste del discurso de la izquierda, que hace 15 años copaba el 60% de los votos y el domingo atrajo apenas el 31%. Si el tremendismo ante la inmigración no parece la receta adecuada, la complacencia tampoco.

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