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La UE se aferra a su chiringuito en Washington

La Unión Europea ya ha dejado claro a los países emergentes que el cargo de Director Gerente del Fondo Monetario Internacional le pertenece pase lo que pase con Dominique Strauss-Kahn. ¿Podrá evitar la previsible revuelta?

Por lo pronto, Europa no ha hecho una demostración de confianza en sí misma, abogando por una competición abierta por el puesto en la que una buena candidatura europea se imponga. El perfil de la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, por ejemplo, no tiene por qué temer al de ningún otro candidato de los países emergentes.

Las capitales europeas prefieren no arriesgarse. Y ante la dudosa legitimidad para reclamar un cargo que han perdido de mala manera tres veces en los últimos siete años, se aferran a argumentos que entre sus socios del G-20 (como China, India, Brasil o Sudáfrica) sonarán bastante incongruentes.

Entre las primeras razones invocadas figura la de que el FMI tiene que lidiar con los rescates de varios países de la zona euro, por lo que se requiere un viejocontinental al frente de la institución. Curioso, porque este mismo lunes, tras la detención de DSK, los ministros de Economía de la UE porfiaban que su ausencia no supondrá ningún percance para esos rescates porque Europa no trabaja con el Director Gerente sino con el FMI.

El argumento también chirria con el hecho de que durante décadas los principales clientes del Fondo (o víctimas, depende de los analistas) fueran latinoamericanos o asiáticos y esa composición de la cartera de créditos no impidiera la dirección de un europeo en la sede del organismo en Washington.

Conscientes de que su razonamiento geográfico no pasará, los líderes europeos ya han recurrido al "que paga, manda", aunque contradiga años de soflamas sobre la necesidad de reequilibrar la gobernanza de las instituciones supranacionales surgidas tras la Segunda Guerra Mundial.

El cálculo contable se olvida de recordar que el derecho tácito de la UE al puesto no se basa solo en su cuota, sino en el apoyo de EE UU, que se reserva, a cambio, el puesto de presidente del Banco Mundial.

Bruselas parece dar por supuesto que la administración de Obama respetará ese anacrónico acuerdo. Lo mismo pensó Mubarak, otro ejemplo de régimen caduco, y ya se vio con qué resultado.

Pero aparte de todo, lo más peligroso para Europa es andar presumiendo de billetera ante algunos de los principales clientes de Airbus, Louis Vuitton o los Tesoros europeos. La apisonadora europea puede entrar en terreno minado si Pekín acepta el órdago y decide pujar por el cargo. De poco valdrán entonces las cuotas del Fondo.

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