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Tribuna
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La industria de la consultoría en España

Hablar de la consultoría, en un contexto industrial, parece un contrasentido. Cómo se puede industrializar un sector que, como su nombre indica, se dedica a aconsejar a sus clientes a medida.

En España conviven grandes firmas extranjeras con empresas españolas, y ambas, desde hace pocos años, están compitiendo en los mercados mundiales llevando a otros países las mejores prácticas de las grandes empresas y Administraciones españolas.

Sin embargo, el trabajo de nuestras empresas claramente incide en los dos problemas económicos más importantes que tiene nuestro país, que es la falta de competitividad de nuestro tejido productivo y la falta de creación de empleo cualificado. Por millón de euros invertido en nuestra industria aumentamos la competitividad y el empleo cualificados más que los invertidos en cualquier otro sector.

En este sector trabajan actualmente cerca de 113.000 profesionales, que junto con los cerca de 120.000 que calculamos trabajan en cada cliente, todos ellos de alta cualificación, suponen una magnifica materia prima para impulsar el desarrollo, la innovación y la competitividad de España.

Las consultoras están innovando constantemente sus procesos y sus modelos de negocio, y cuando los avances tecnológicos dan un salto cualitativo, como la llegada del PC, internet, los teléfonos inteligentes, las redes sociales, etc., la consultoría es un sector que se adapta para crear valor para las empresas, reduciendo sus costes operativos o incrementando su facturación.

Pero tenemos serios problemas. Nuestra industria está basada en el conocimiento, el esfuerzo y la meritocracia. La formación de los profesionales que nos entrega el sistema educativo español, sobre todo las carreras superiores, medias y formación profesional, en el ámbito tecnológico es mejorable, no solo en el aspecto técnico, sino sobre todo en el de valores de esfuerzo y dedicación al trabajo bien hecho. Nuestra industria, en años normales, necesita más recursos de los que ofrece el sistema educativo. Esto se debe a la bajada demográfica en España y a la poca valoración que la sociedad atribuye a las carreras técnicas, y a nosotros, como sector, nos preocupa mucho este tema, porque además no percibimos que sea un tema de seguimiento por parte del ámbito político.

Los concursos que las Administraciones públicas convocan para comprar proyectos tecnológicos dan más del 50% del peso de la decisión al precio, y menos del 50% a la calidad, experiencia y profesionalidad, como si estuvieran comprando productos sencillos. Algunas grandes empresas españolas compran este tipo de proyectos en subastas online a la baja en el precio, cosa que no ocurre en ningún país desarrollado de nuestro entorno, y qué flaco favor les hacen a sus propios usuarios. Estas prácticas nos producen tremenda frustración y socavan nuestro espíritu de superación. Deberían dar más voz a los usuarios finales de los proyectos, que son, al fin y al cabo, los que van a sufrir las malas compras, y dentro de la transparencia en la contratación, establecer los mecanismos internos que incentiven a mejorar a nuestras empresas.

Lógicamente, por el espíritu de nuestras empresas, no queremos subvenciones, pero tampoco discriminaciones. La Administración tiene partidas importantes para promocionar en el exterior a las empresas españolas y atraer inversiones a España, sin embargo, este sector está fuera del radar de los responsables políticos nacionales, y salvo contadas excepciones, no recibimos este tipo de ayudas.

Asimismo, la globalización es otro de los factores a tener en cuenta. Esta en sí no es mala, ya que ayuda a mucha gente en gran cantidad de países a salir de la pobreza, y en nuestro sector, sobre todo en India y en algunos países de Latinoamérica, está contribuyendo, y mucho, al despegue económico de muchas zonas. Lo malo de la globalización para este sector es que muchas veces los agentes sociales y políticos actúan como si no existiera. Deberíamos ser mucho más conscientes de que es necesario desarrollar productos más innovadores o producirlos más eficientemente, o no seremos capaces de competir. Y esta industria, como muchas otras antes, desaparecerá de España.

En definitiva, deberíamos ser mucho más conscientes de que hacemos productos más innovadores o los producimos más eficientemente que en otros países o no seremos capaces de competir, y esta industria, como muchas otras antes, desaparecerá de España.

Ricardo Penalva. Doctor ingeniero del ICAI y miembro del consejo de administración de la consultora Everis

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