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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Microsoft lanza su gran órdago

Microsoft confirmó ayer la compra de la compañía de telefonía por internet Skype en lo que supone la mayor adquisición realizada por el gigante de software en sus 36 años de historia. En una pugna resuelta a contundente golpe de talonario, la compañía de Steve Ballmer se impuso a sus dos rivales, Google y Facebook. Para ello tuvo que doblar las ofertas que estos habían puesto sobre la mesa -el precio final ha sido de 5.920 millones de euros- lo que revela su fuerte interés en hacerse con la operadora virtual. La empresa de Redmond disponía de suficiente holgura financiera como para ir de compras sin apenas mirar el precio -50.200 millones de dólares a 31 de marzo- y la ha utilizado con autoridad y visión de futuro.

Como no podía ser de otra manera, pese a que la operación ha sido cara -más de nueve veces los ingresos anuales de Skype-, Microsoft ha calculado de sobra el importante beneficio estratégico que obtendrá a cambio de ese coste. Con la adquisición de Skype, que cuenta con 170 millones de usuarios conectados, la compañía se coloca como un jugador de primera línea en internet y responde ampliamente a las exigencias de sus inversores, que desde hacía tiempo reclamaban con insistencia una mayor diversificación del negocio, y a las críticas sobre su supuesta incapacidad para tener éxito en ese segmento.

La multinacional de software, cuyo grueso de beneficios se centra en los negocios tradicionales como Windows y Office, da así un paso adelante en la competencia que mantiene dentro del mercado de consumo con Apple y Google y apuesta por los entornos de colaboración, movilidad y empresa 2.0. Si alguien dudaba de que Microsoft pudiese ser capaz de coger ese tren y de hacerlo lo suficientemente pronto como para llegar a tiempo para rentabilizarlo, el movimiento anunciado ayer parece despejar esas dudas.

El propio Steve Ballmer ha confirmado que ambas empresas -Skype se constituirá en una división separada dentro de la corporación- tendrán como objetivo crear "el futuro de las comunicaciones a tiempo real". Un futuro que, como demuestra esta adquisición, exige estar continuamente alerta frente a los avances y movimientos de los competidores, tanto directos como indirectos. En ese sentido, la compra de Skype implica lanzar también un órdago al statu quo del que han disfrutado hasta el momento las compañías de telecomunicaciones clásicas. En un mundo globalizado y en constante cambio, ya no existen nichos exclusivos ni barreras invisibles y cualquier empresa puede convertirse en un competidor. Una circunstancia que debe impulsar la apuesta por la competitividad y la diversificación del negocio como herramienta para poder encarar los vertiginosos cambios del mercado. La operación de Microsoft es, sin lugar a dudas, un buen ejemplo de ello.

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