Aprender a emprender
Los emprendedores se perfilan hoy en día como aquellos que pueden darle la vuelta al tejido industrial español, que ha mostrado en los últimos años algunas limitaciones significativas. ¿Cuáles son las piezas clave que manejan los buenos emprendedores?
En primer lugar, es importante que el emprendedor, y su equipo de gestión, tengan alguna experiencia relevante en la iniciativa que pretenden poner en marcha. Este punto merece especial atención y presupone una importante capacidad de autoexamen. ¿En qué soy bueno? ¿Cuáles son mis competencias? Son preguntas cuya respuesta debe corresponderse con las competencias necesarias para el tipo de iniciativa planteada.
En segundo lugar, es importante asegurar que se ha identificado una oportunidad con alto potencial. Se trata de observar el mundo e imaginar posibles ideas con las que se puedan satisfacer las necesidades de un determinado segmento de clientes. Y, en dicho proceso, hay que tener especial cuidado con la primera idea porque podría no ser la buena. Uno de los grandes errores que cometen los emprendedores es implicarse emocionalmente con las primeras ideas que tienen. Las ideas deben ir transformándose para incluir la validación final del cliente. En dicho proceso, el emprendedor necesita también hacer tangible dicha idea, en forma de producto o servicio, y desarrollar un conocimiento profundo sobre cuál será el valor que aportará.
Dicha oportunidad o idea debe encajar finalmente en un modelo de negocio que asegure la creación de valor y la retención del mismo. La financiación inicial es uno de los puntos críticos para todo emprendedor. Tradicionalmente, se ha esperado que se prepare un plan de negocio sólido que pueda dar confianza a los inversores potenciales.
Actualmente, además, y gracias a las tecnologías de la información, han surgido iniciativas que facilitan enormemente dicha financiación inicial. Les aconsejamos que vean, por ejemplo, algunos sitios web como: www.kickstarter.com o www.kapipal.com. Dichos sitios web tienen la gran ventaja de que el público en general puede, al mismo tiempo, financiar y validar, en tanto que cliente potencial, la iniciativa.
Finalmente, la sociedad empieza a ser consciente de que los emprendedores son necesarios para conseguir crear empleo y valor. Y no olvidemos el surgimiento, con fuerza, de la figura del emprendedor social que asume que la creación de valor, más allá de su propio bolsillo, incluye asimismo a la sociedad y el entorno en el que vivimos.
Juan Ramis-Pujol. Profesor del Departamento de Dirección de Operaciones e Innovación. Esade Business School (Universidad Ramon Llull)