S&P rebaja de nuevo la calificación de Grecia y agrava la crisis de la deuda
Standard & Poor's rebajó ayer dos peldaños la calificación crediticia de Grecia (desde BB- a B) ante la creciente posibilidad, según la agencia, de que Atenas renegocie su deuda con los acreedores. La recaída de Grecia agrava la crisis financiera de la zona euro y amenaza con complicar políticamente la operación de rescate de Portugal.
La secuencia ha vuelto a repetirse. A la enésima torpeza de los ministros de Economía de la zona euro en la gestión de la crisis de la deuda soberana siguió una repentina (¿y precipitada?) reacción de las agencias de calificación.
S&P fue la primera en anunciar ayer la rebaja de la calificación griega hasta el mismo nivel que Argentina, Ghana o Belice. La decisión se hizo pública después de un fin de semana dominado por especulaciones sobre la inminente quiebra de Grecia o su salida de la zona euro, análisis que fueron alimentados por la fallida reunión secreta del pasado viernes en Luxemburgo de los ministros de Alemania, Francia, Italia y España para estudiar una segunda operación de rescate del país heleno.
El Gobierno griego, como también suele ser habitual, reaccionó indignado ante la condena de S&P y acusó a la agencia de basar sus decisión es simplemente en rumores, "lo que pone en duda su validez". S&P, sin embargo, justificó la rebaja en base a la creciente posibilidad de que los gobiernos de la zona euro concedan a Grecia una prolongación en el plazo de siete años y medio que se le ha fijado para devolver el rescate de 110.000 millones de euros aprobado en mayo del año pasado. La agencia considera muy probable que los Gobiernos involucrados en el rescate reclamen un esfuerzo similar a los acreedores privados de un país cuya deuda alcanza los 328.000 millones de euros (superior a la de Holanda, uno de los países más ricos de Europa).
La recaída griega complica el plan sobre Portugal
La prolongación de la madurez de los préstamos evitaría una reestructuración más traumática de la deuda (hipótesis rechazada por el Banco Central Europeo por su devastador efecto en la banca alemana y francesa) y permitiría a los Gobiernos defender ante sus electorados una segunda operación de rescate en Grecia.
La necesidad de una contrapartida a los préstamos europeos se ha vuelto más acuciante ante la resistencia en tres de los países de la zona euro con máxima calificación crediticia (Finlandia, Holanda y Austria) a seguir aportando fondos a unas intervenciones que no parecen tener fin. La recaída de Grecia amenaza con exacerbar el rechazo popular en esos países a nuevas operaciones de rescate, lo que podría poner en peligro la aprobación prevista para el próximo día 16 de un plan de 78.000 millones para Portugal.
El visto bueno al rescate portugués en la reunión del Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro) ya se presentaba complicado tras el resultado electoral en Finlandia del pasado 17 de abril, que convirtió al partido euroescéptico Perussuomalaiset (Verdaderos finlandeses) en tercera fuerza política.
Los Perus (como se les conoce popularmente en su país) se oponen a unas operaciones de rescate que su líder, Timo Soini, describió ayer en una tribuna en The Wall Street Journal como un chantaje de Bruselas y Fráncfort a los países supuestamente ayudados "para satisfacer a unos bancos a los que alimentan con dinero de los contribuyentes porque, de no ser así, se negarían a a participar en las subasta de bonos en España, Bélgica, Italia e, incluso, Francia".
La oposición a los rescates también crece en Holanda y Austria, dos países con triple A que no ocultan su malestar por no haber sido avisados de la reunión del pasado viernes.
Si alguno de los tres países se desengancha del segundo rescate de Grecia, apenas quedarían una decena de contribuyentes, porque Eslovaquia ya se negó a participar en la primera operación y Portugal e Irlanda, que sí lo hicieron , ya han sido a su vez rescatadas.
Almunia descarta una salida de la zona euro
"No creo que nadie vaya a salir de la zona euro", señaló ayer en Madrid el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia, durante los actos de celebración del Día de Europa. La declaración del comisario español se producía 72 horas después de que la versión digital de la revista alemana Spiegel asegurase que Atenas estudia recuperar su antigua moneda (dracma) para intentar superar la crisis. Almunia añadió que la permanencia de todos los socios en la Unión Monetaria está garantizada "no por obligación legal" sino porque nadie ignora "las insoportables dificultades de abandonar una moneda que protege y que da más ventajas que inconvenientes". Si la tesis de la salida pierde fuerza, la de un nuevo plan de rescate fue admitida ayer tácitamente por el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, y de la OCDE, Ángel Gurría.
Merkel y Van Rompuy
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, celebrarán mañana una cena en Berlín en la que estudiarán la situación de la economía griega. La posición de Merkel marcará el Eurogrupo del lunes siguiente.