El hombre de los 2.500 millones
Todo el mundo quiere saber quién es este ejecutivo, experto en metales. La salida a Bolsa de Glencore a finales de mayo ha destapado a la cuarta mayor fortuna de España.
Llevaba una vida tranquila en la ciudad suiza de Baar, en el cantón de Zug, donde tiene su cuartel general la multinacional Glencore. Hasta el miércoles. Desde que el gigante de las materias primas publicase el folleto de la tercera mayor OPV de Europa de la historia, todo el mundo quiere saber quién es Daniel Maté, el hombre de los 3.600 millones de dólares (2.500 millones de euros), una fortuna que encajaría con el cuarto puesto de la lista de los españoles más ricos que elabora la revista Forbes. Un misterio digno de Miss Marple. De Maté poco se sabe. Su currículum, ampliamente difundido esta semana, ocupa unas pocas líneas. Tampoco existen fotos suyas. Su perfil recuerda al de Amancio Ortega, dueño de Zara, milmillonario y discreto como él, al que la opinión pública tardó años en ponerle cara. Y Glencore, una cultura empresarial que combina la agresividad comercial -126 adquisiciones desde 1995- con la opacidad -por primera vez revela la estructura de su accionariado- no va a facilitar la tarea. En las oficinas que la multinacional tiene en Torre Picasso en Madrid no están autorizados a proporcionar información de Daniel Maté. En las de Suiza tampoco responden a la petición por correo electrónico. Pero los medios le desean, a su pesar.
Un total de 416,4 millones de acciones, el 6% del capital, tienen la culpa. Daniel Maté, de 47 años, es el segundo ejecutivo más rico que deja la salida de Glencore a las Bolsas de Londres y Hong Kong, por detrás del consejero delegado, Ivan Glasenberg, un suizo de reciente nacionalización, que a sus 54 años es dueño del 15,8%, paquete valorado en 10.000 millones de dólares.
Daniel Maté, consejero y codirector del negocio de cobre, zinc y plomo, se unió a Glencore en 1988. Era un joven de Deusto dispuesto a desarrollar en el mundo profesional las capacidades que sus compañeros detectaron en él en la universidad. El nuevo milmillonario español estudió Derecho y Económicas en la Universidad de Deusto (Bilbao). Fue una promoción, la de 1986, en la que todos se llevaban bien, destaca una de las estudiantes. Otro de sus compañeros de carrera le recuerda como una persona "muy normal, simpático y listo". Venía de San Sebastián y hacía vida de colegio mayor, por lo que la relación con este compañero, de Bilbao, se circunscribía sobre todo a las aulas. Maté era de los que sacaba buenas calificaciones, de lo que se deduce disciplina para el estudio y... algo más. "En él ya se daban cualidades para destacar", comenta este ex Deusto.
El currículum abrió a Daniel Maté las puertas de Glencore, compañía fundada en 1974 por Marc Rich, que acabaría siendo acusado por fraude fiscal por la Justicia de EE UU aunque nunca fue condenado. Se incorporó a la oficina de Madrid, convirtiéndose en un experto en operaciones de metales y logística en España y el norte de África.
Después de tres años, se trasladó a Suiza, donde trabajó en el Departamento de zinc y plomo. En febrero de 2002, Glencore fusiona esta división con la de cobre y Maté asume las operaciones de esos metales en España, Norte de África y Sudamérica.
Hace una década, fue consejero de Asturiana de Zinc, en la actualidad controlada por Xstrata, una firma participara por Glencore en un 34%. El paso por el consejo de administración de la española fue fugaz, ostentó el cargo apenas mes y medio. Algo más duró su presencia en Volcán Compañía Minera, el mayor productor de zinc, plomo y plata de Perú. Representó a Glencore en su directorio entre 2006 y 2009. Era el único español en un consejo de cinco peruanos, un francés y un sudafricano. En Volcán tampoco pueden dar muchas pistas de Maté. "Le conocíamos poco", aseguran en la compañía peruana.
Daniel Maté, junto a Aristotelis Mistakidis, de 49 años, Tor Peterson de 46, y Alex Beard, de 43, forma el grupo de ejecutivos top de Glencore. Flamantes integrantes de la lista de los más ricos del mundo, aunque Glasenberg aseguraba recientemente en una entrevista a Financial Times que el objetivo de la salida a Bolsa no era enriquecer a los principales ejecutivos de la compañía. Lo cierto es que Glencore ha sabido recompensar a sus cargos de confianza. La excesiva creación de valor para los empleados ha llevado a establecer paralelismos con la oferta de Goldman Sachs en 1999. Son dos culturas basadas en el éxito y la discreción pública, aunque la valoración de las acciones del entonces consejero delegado del banco de inversión, Henry Paulson, 219 millones de dólares, poco tiene que ver con las actuales de los ejecutivos de Glencore.
La salida a Bolsa ha destapado nuevos ricos: Ivan Glasenberg, entre los hombres más acaudalados de Europa; Mistakidis, la segunda mayor fortuna de Grecia; Maté, el cuarto hombre más rico y desconocido de España.