Una montaña de divisas en China
Los tres billones de dólares de reservas extranjeras chinas necesitan un hogar mejor. Al fondo soberano China Investment Corp (CIC) le gustaría un trozo del pastel, lo que sería ya un buen comienzo. Pero sería mejor hacer una puesta a punto mayor y crear nuevos fondos claramente dirigidos a objetivos políticos, sociales y financieros.
Ahora, la mayor parte de las reservas chinas se asientan en la Administración Estatal de Divisas, organismo dependiente del banco central, y que deposita la mayor parte del dinero en deuda pública extranjera de bajo rendimiento. Pero gran parte de este efectivo sería más útil en otro lugar. China probablemente necesita solo 400.000 millones de dólares en bonos seguros, lo suficiente como para comprar tres meses de importaciones en caso de crisis, como recomienda el FMI.
No es que el CIC merezca mucho más de lo que queda. Este invirtió solo el 14% del total de sus activos en capital extranjero e inversiones alternativas en 2009. La mayor parte de su dinero está invertida en bancos nacionales y productos de renta fija extranjeros. Lo que significa que aporta un exiguo 4% anual de dividendos al Ministerio de Hacienda.
Una vía podría ser la creación de un fondo nuevo para satisfacer las crecientes necesidades energéticas de China. Garantizar el abastecimiento es una importante prioridad para el gigante asiático. Otro fondo podría dirigirse más a fines políticos. La segunda mayor nación comercial del mundo necesita desarrollar nuevos mercados puesto que algunos de sus viejos socios comerciales como EE UU están intentando reducir sus importaciones. Invertir en otras regiones como África o Latinoamérica puede ayudar a ganar nuevos amigos. China ya lo hace, pero siendo más transparente reduciría ciertas polémicas.
Incluso aunque Pekín diera 300.000 millones a cada uno de estos tres fondos como hizo con el CIC quedaría aún un montón de reservas: el resultado de casi una década de superávits comerciales impulsados por una moneda devaluada. Y poner el sistema al día también parece oportuno, ya que la mejor manera de resolver el problema de la superabundancia de reservas es, en primer lugar, parar de acumularlas.
POr Wei Gu