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Boda Real

La boda dejará 107 millones de libras en las calles de Londres

Por fin se han casado. Las calles de Londres están infestadas de personas, de sombreros y banderas pero la ciudad ha superado el reto de seguir funcionando y, exceptuando las avenidas anexas al recorrido, la ciudad ha logrado seguir funcionando.

Al final ni la temida huelga de trabajadores del metro ni las amenazas de la tripulación de British Airways se han cumplido. Como buenos británicos tanto los trabajadores de Transport for London como los de la aerolínea se han limitado a aprovechar la publicidad de la boda para su causa sin llegar a molestar a la Reina y a su nieto.

El enlace ha supuesto un desembolso de 22,9 millones de euros a las arcas británicas de los cuales 21,6 millones se han destinado exclusivamente a la seguridad de los invitados pero ha salido bien y parece que el enlace traerá ese refuerzo de optimismo que Reino Unido esperaba de este día 29. La ingente operación de seguridad se ha calificado como un "increíble éxito" a pesar de los 55 arrestos que se han llevado a cabo en los alrededores de Westminister y Buckingham Palace. La mitad de ellos han sucedido por altercados de personas que "trataban de romper la paz del evento" según ha manifestado la policía metropolitana de Londres. Otros, por robos y un grupo de jóvenes han sido detenidos por tratar de colgar carteles anti monárquicos en Charing Cross, cerca del recorrido que han hecho los novios.

Al margen de estos altercados a estas horas Londres hace su agosto y se espera que la boda traiga también consigo un largo reguero de ingresos económicos. Los pub del West End de Londres y las tiendas de suvenires no dan por finalizada su buena racha, que se prolongará aún por una nueva oleada de objetos de recuerdo con las imágenes del día de hoy. Scotland Yard estima que a estas horas hay más de 600.000 turistas por las calles de la ciudad y su paso por Londres generará más de 107 millones de libras.

Con la entrada de Cathernine en la abadía de Westminster se han desvelado los nombres de los afortunados a los que William y Kate han premiado con su elección. Por supuesto, la primera ganadora de esta lotería ha sido Sarah Burton y la firma del difunto Alexander Mc Queen que han alcanzado la gloria de diseñar el vestido de Catherine Middleton.

La mayoría de los suvenires que se venden hoy en las calles de Londres están fabricados en Asia. La Casa Real británica ha querido compensar todo ese 'escape de beneficios' repartiendo las tareas de este histórico 29 de abril entre distintas empresas británicas.

Al final, muchos de los nombres que han sonado en las porras como posibles diseñadores del vestido de Kate se han llevado, al menos, algún premio de consolación. Anna Valentine ha diseñado el modelo de la esposa del Príncipe Carlos, Camila Parker Bowels y Carol Middleton, la madre de la novia, ha encargado su vestido a Catherine Walker.

En la recepción que ha dado la Reina en el Palacio de Buckingham nada más terminar la ceremonia también se ha premiado el producto local. Clarence House ha aclarado que "todos los ingredientes, tanto de los primeros canapés como de los postres, eran de procedencia británica, por deseo de los novios. Han circulado más de 10.000 canapés de rosa de salmón escocés, ensalada de cangrejo de Cornualles, pastel de abadejo (un pescado típico de Escocia) etc.

Esta lotería particular en época de vacas flacas volverá a repartir suerte fuera de Reino Unido cuando se desvele el destino de su luna de miel. Hasta entonces la fiesta sigue y la producción de suvenires no cesa. La resaca de la boda promete al Reino Unido alguna que otra alegría más.

"Un tercio de los británicos prefieren la república"

La Casa Real no ha permitido hacer hoy manifestaciones republicanas pese a que muchos lo habían soicitado. Peter Tatchell, un famoso activista británico a favor de la república ha encontrado esta mañana su espacio para la reivindicación ante los micrófonos de la prensa extranjera que se ha reunido para cubrir el enlace cerca de Trafalgar Square.

Allí ha podido defender lo que llama "los valores republicanos" que no consisten tan sólo en promover un jefe de estado electo en las urnas. "La monarquía británica se rige por unas normas ofensivas para una sociedad como la nuestra. El monarca de este país ha de pertenecer a la Iglesia de Inglaterra, lo que excluye a la gente de otras creencias y a la gente sin creencias. Además, la línea sucesoria ignora a las hijas nacidas en primer lugar a favor de los niños más jóvenes. Se da además la casualidad de que la monarquía es tan sólo una familia privilegiada que, casualmente es blanca, lo que supone que el futuro jefe de estado británico nunca será negro ni asiático". Por último, lamenta Tatchell, las acciones del Rey no pueden ser cuestionadas por el pueblo.

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